- Débil, la economía; pero los grandes no invierten
- Le tienen pánico al comunismo; ésta es la verdad
- Pero olvidan que venimos del saqueo y el atraco
- Por Francisco Gómez Maza
RedFinancieraMX
La marcha lenta de la economía mexicana trae de cabeza a los banqueros y a los hombres de la gran empresa, pero estos no reconocen que ellos son muy buena parte del problema que los agobia.
Si el producto interno bruto no crece no es por culpa de los trabajadores. Es porque los grandes inversionistas no invierten lo suficiente para reactivar la producción de bienes y servicios. Muchos han llevado su dinero a los centros financieros del exterior, sobre todo donde no pagan impuestos. Los llamados paraísos fiscales.
Tienen miedo. Tienen pánico. Creen que, con Andrés Manuel López Obrador, México va a convertirse en una Venezuela, en una Cuba. Ésta es la verdad desnuda.
Los banqueros extranjeros imaginan un futuro muy poco alentador para ellos, cuando en la realidad, nunca dejan de acumular riquezas. Citibanamex, por ejemplo, la joya del Citibank, no puede ser más acumulador de riquezas por sobre el mal comportamiento del producto interno bruto mexicano. El Bank of América es otro ejemplar de codicia y avaricia satisfechas.
Estas empresas bancarias podrían influenciar, impulsar, a las empresas medianas, que son la mayoría de los engranes de la economía mexicana.
Dicen los del Bank of America que el producto mexicano sólo crecerá 9 décimas porcentuales, en 2020, pero si ellos impulsaran las inversiones productivas, otorgaran financiamientos blandos a los empresarios de bajos recursos, seguramente el crecimiento económico sería más significativo.
No. Pero se la pasan quejándose del gobierno, de lo que ellos llaman incertidumbre, que les generan las políticas nacionalistas del actual presidente. Y no mencionan que, además de su infundado propio miedo, también cuentan las condiciones externas, el comportamiento de las economías europeas y las políticas proteccionistas de Trump en Estados Unidos.
Hay que enfatizar también que, históricamente, México se encuentra entre los cinco países de América Latina (AL) con la inversión pública más baja respecto al tamaño de su economía, de acuerdo con indicadores de Gestión Fiscal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Mientras que México reportó inversión pública respecto al Producto Interno Bruto (PIB) de 2.06% en promedio, Bolivia lo hizo en 7.77% y Ecuador 6.41%, de acuerdo con informes del BID.
El comparativo sobre el gasto de inversión pública en la región muestra que entre 2000 y 2016 México se colocó en los últimos lugares, destacando entre los cinco con el menor porcentaje. En esa época, todo era para el ganador. Fue la era del saqueo de las arcas nacionales, perpetrado por gobiernos apátridas como los de los panistas Fox y Calderón y el de Atracomucho, Peña.
Por supuesto que también los grandes empresarios y los banqueros hicieron su agosto porque la economía nacional era un palenque de gallos o un gran casino.
Cómo sería la cosa que estaban, y aún lo están, por arriba de México Nicaragua y Colombia. México quedó entre los 5 países de América Latina con la inversión pública baja.
Y por tanto, ante la escasa creación de empleos, los hogares prefirieron ser cautelosos y dar prioridad a la compra de productos de primera necesidad, en lugar de vehículos y televisores, de acuerdo con cifras del Inegi.
Entre enero y octubre de 2019, las familias consumieron 1% más bienes y servicios que en el mismo periodo de 2018. Es la tasa de crecimiento más lenta desde la crisis global de 2009, cuando sus gastos se redujeron 7.4%.
Los consumidores prefirieron comprar bienes no duraderos de origen nacional, como alimentos y artículos de aseo personal, cuyas compras aumentaron 2% y fue la misma tasa que en el lapso similar de 2018. En cambio, el consumo de bienes semiduraderos fabricados en México, como licuadoras, planchas y prendas de vestir, se incrementó apenas 0.3% y significó el menor crecimiento desde 2016. La compra de artículos duraderos nacionales, como autos, refrigeradores y lavadoras, se contrajo 7.9%, siendo el tercer año consecutivo a la baja y la peor caída desde 2009.
Por lo mismo, por la ausencia de nuevas inversiones, por el miedo, por el pánico que les provoca López Obrador, la creación de empleos cayó a casi la mitad de los empleos creados en 2018.