Se comenta solo con..

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  • Mamacitas dos
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

Ayer manifestaba que resulta peligroso, de alto riesgo y muy ingenuo pretender creer que un sicario, un matón, un desollador, un criminal, y otros tantos que viven del delito, “recapaciten” porque se acuerdan de sus mamacitas después de un enorme susto cuando escuchan un “fuchi y guácala”.

Pero en todo esto lo preocupante es la mofa, la burla de la que el Ejecutivo es motivo en el mundo.

Ya había sorprendido con aquello de recibir disculpas por la conquista, llamó la atención que asegurara que mientras los búfalos pastaban en Nueva York, en México hace 10 mil años existían las universidades.

Pero ahora en los programas de comediantes en Europa, nuestro presidente es el festín cotidiano.

Lo han comparado con el cerebro de un pulpo por las razones que ahí se expresan, le atribuyen una discapacidad en su expresión por tal lentitud que señalan que mientras AMLO habla en una mañanera da tiempo suficiente para que Trump vaya a Tokio desde Washington y regrese.

Le recuerdan que Estados Unidos nos arrebató la mitad del territorio por hacer un festejo en Tijuana por el asunto que nos aplicó Estados Unidos por el conflicto migratorio.

Le señalan la terquedad de saltarse la Constitución para imponer el primero de septiembre el sello de “tercer” informe de gobierno.

Y bueno, el ya chistorete a toda hora de “yo tengo otros datos”. Pero lo nuevo repito es el llamado que hace para frenar los asesinatos en todo el país.

Nada más, para darnos una idea, durante su estancia en Tamaulipas pidiendo bajar los balazos acordándose de las mamacitas, se registraron cien muertos.

Parece ya se le acabó la acusación contra administraciones anteriores y hoy es tiempo de plegarias. Y decía en colaboraciones anteriores, si el crimen organizado se ríe con la improvisación que se ha hecho de la seguridad en el país y de la guardia nacional, hoy las carcajadas han de ser evidentes.

Sólo bastaría sentarse a conversar con un asesino serial en su celda para entender que su proceder va más allá de lo que pide el Ejecutivo. Son sociópatas, psicópatas, enfermos que en muchos casos ni los fármacos les auxilian. Están aislados, son considerados como un peligro para la sociedad, pero ahora resulta que los del poder en el gobierno cambian una estrategia creíble por un “fuchi” y un “guácala”.

Ya algunos lo habían prevenido desde que ante la derrota hizo su ceremonial para autocalificarse “el legítimo”. La pregunta es, ¿qué sigue?