Explica historiador por qué la conquista fue una revolución

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  • Conferencia de Rodrigo Martínez Baracs
  • Por Norma L. Vázquez Alanís

 RedFinancieraMX

El descubrimiento y conquista de América fue una revolución porque implicó un cambio tremendo, una transformación en todos los aspectos de la vida, un gran conjunto de modificaciones que se pueden considerar realmente revolucionarias, aseguró el doctor en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) del INAH, Rodrigo Martínez Baracs.

El especialista disertó sobre el tema ‘Una reflexión en torno a la Conquista’, dentro del ciclo de conferencias que con motivo de los 500 años de la invasión española a Tenochtitlan organizó el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) de la Fundación Carlos Slim.

El también filólogo y lingüista habló de la conquista desde tres grandes perspectivas, que coinciden “más o menos” con el enfoque de la aproximación historiográfica de Fernand Braudel, el gran historiador de los anales franceses, cuando hizo su obra “El mundo mediterráneo en la época de Felipe II”.

Una perspectiva es la larga duración, otra es la coyuntural, es decir los movimientos que se dieron a lo largo de un siglo y cómo evolucionaron las diferentes variables, y una última sería la historia de los acontecimientos, “que es la historia tradicional que va cobrando interés”.

Importancia del enfoque de larga duración

El horizonte la larga duración permite determinar en qué medida la conquista trajo consigo una transformación en todos los aspectos de la vida: tecnológico, biológico -con las enfermedades-, económico, político, social, cultural, religioso y lingüístico, lo cual significó una gran revolución, más profunda y radical que otras que consideramos nuestras revoluciones, como las de Independencia, de Reforma y la de 1910, explicó el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores, presidente de la Sociedad Mexicana de Historiografía Lingüística y miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia.

En este punto -consideró- es importante retomar la perspectiva de Miguel León-Portilla cuando, en 1992, se iba a conmemorar lo que él propuso llamar ‘Encuentro de dos mundos’, que es la manera de entender realmente desde múltiples puntos de vista los efectos de la confluencia entre el viejo y el nuevo mundos, y este mismo razonamiento se puede y debe de aplicar ahora a la remembranza de los 500 años de la conquista de México.

Se conceptualiza a América como nuevo mundo, sencillamente porque los seres humanos nacieron en África, se expandieron a Asia y después a Europa donde se desarrollaron, y finalmente pasaron a América por el estrecho de Bering más o menos hace 30 mil años.

Así -dijo Martínez Baracs-, tenemos dos partes de la humanidad separadas durante mucho tiempo, porque al pasar las glaciaciones se derritió el hielo, subió el nivel del mar se cerró el paso y se generó una serie de similitudes y diferencias decisivas para entender qué sucedió cuando de nuevo volvieron a entrar en contacto en 1492.

Una de las grandes diferencias entre Europa y América que influyó de manera decisiva en la conquista, fue la revolución agrícola que tuvo lugar en el viejo mundo, donde se agotaban paulatinamente los animales que cazaban y fue necesario comenzar a buscar otros medios de vida como domesticación y reproducción de los animales, lo que dio como resultado la ganadería.

Ganadería en Europa, cacería en América

Es decir, mientras allá había agricultura con ganadería, aquí había agricultura con cacería y mataron a todos los animales hasta que desaparecieron; esta desemejanza tuvo unos efectos muy grandes sobre la cultura y la religión, además de fue uno de los factores que determinaron el triunfo de los conquistadores.

Otra diferencia entre el viejo y el nuevo mundo fue la bacteriológica, porque cuando llegaron los europeos a América trajeron consigo una gran cantidad de enfermedades infecciosas desconocidas aquí, contra las cuales los habitantes invadidos no tenían defensas, lo cual transformó al descubrimiento y la conquista de América y de México en una catástrofe demográfica mayúscula, tal vez la más grave y terrible de la historia de la humanidad, estimó el doctor Martínez Baracs.

Esta fase agrícola de la humanidad declinó en el siglo XVI, cuando comenzó la revolución capitalista e industrial; entonces el capitalismo nacido en Inglaterra se expandió por Europa precisamente cuando tuvo lugar la conquista de Tenochtitlan, y tanto los españoles y el resto del viejo mundo estaban en el proceso revolucionario de transición al capitalismo.

Esa es otra de las causas que permiten entender por qué fueron tan revolucionarios el descubrimiento y la conquista: porque introdujeron a América en la tremenda transición al capitalismo.

Los anteriores fueron algunos de los elementos que Martínez Baracs, quien en 2013 obtuvo el Premio a la mejor reseña de Historia Antigua que otorga el Comité Mexicano de Ciencias Históricas, consideró en la perspectiva de larga duración y que dan una idea del proceso de transformaciones que abrió la conquista.

(Concluirá)