- Jueves de reflexión
- Por Gregorio Ortega Molina
RedFinancieraMX
Allí está la esencia esotérica, o espiritual, o sincrética del Movimiento de Regeneración Nacional. Quizá Guadalupe también alumbró a Quetzalcóatl
Imposible recordar cuántas veces recorrí las sietes casas, o quién me llevó de la mano, porque cuando acudí solo al templo, ya sólo fue asunto de los domingos, con más faltas que asistencias… luego, la madurez y el regreso a la reflexión en soledad.
La primera Semana Santa del nuevo gobierno. Los auspicios son tan oscuros como los arúspices que ofician en el Congreso y en los medios de comunicación, para encontrar los signos favorables a la 4T. Nada en el vuelo de las aves que anuncie paz y prosperidad. El cambio de régimen es la restauración del hombre fuerte en el poder. Todo indica que para profundizar la dependencia del Estado de la buena voluntad de la Casa Blanca.
Días de guardar en los que lo divino y lo profano se confunden, las analogías se enciman y constatamos cómo, hoy, el presidente de México desea adquirir el semblante del Quetzalcóatl descrito por Jacques Lafaye en Quetzalcóatl y Guadalupe. El regreso del sincretismo, sólo que ahora aplicado a la política y el poder.
Allí está Carta a un religioso, en la que Simone Weil advierte que “para que el cristianismo se encarne verdaderamente, para que la inspiración cristiana impregne la vida entera, es preciso reconocer antes que históricamente nuestra civilización profana procede de una inspiración religiosa que, aunque cronológicamente pre-cristiana, era cristiana en su esencia. La Sabiduría de Dios debe ser contemplada como el trayecto único de toda luz en este mundo, incluso las débiles luces que iluminan las cosas de este mundo”.
¿Qué otra aspiración, si no, tiene AMLO por su movimiento político-religioso, cercano a ese sincretismo escondido en el nombre, Morena y el estandarte de Hidalgo que, me explican, el presidente de México desea tomar en sus manos para cimbrar a México, para que el cambio de régimen trascienda sus propias percepciones de lo que debe ser.
Profundiza la inquietud Simone Weil: “Cualquiera que sea capaz de un movimiento de compasión pura hacia el desdichado (cosa por otra parte muy rara) posee, quizá implícitamente, pero siempre realmente, el amor a Dios y a la fe…
“Todos los que poseen en estado puro el amor al prójimo y la aceptación del orden del mundo, incluida la desdicha, todos esos, aunque vivan y mueran aparentemente ateos, son, sin duda, salvados”.
Allí está la esencia esotérica, o espiritual, o sincrética del Movimiento de Regeneración Nacional. Quizá Guadalupe también alumbró a Quetzalcóatl.
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