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  • El Pedregal y Layda
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinancieraMX

 

Con determinación la alcaldesa en Álvaro Obregón, Layda Sansores, afirmó que la ley se aplicará en el Pedregal al referirse al uso de suelo de muchas oficinas, en apariencia clandestinas, que toman residencias particulares para fines lucrativos incluyendo las molestas filmaciones de películas y comerciales.

Pero marcando prioridades, hay eventos de primer orden que si se están atendiendo han fracasado, no presentan resultados y si se ignoran resulta grave.

Vamos por partes, en Jardines del Pedregal, siendo una colonia en donde se paga uno de los más altos prediales de la CDMX, la inseguridad es evidente. Los asaltos a casa habitación con violencia, las extorsiones telefónicas y el robo de neumáticos a carros particulares han inconformado notablemente a los vecinos.

De acuerdo con policías en la zona, se trata de grupos de delincuentes, adiestrados, armados y que ya han operado en otras vecindades como en Las Lomas. Varios de estos rufianes son colombianos. A esto hay que sumar la multiplicación de escuelas con el consecuente desorden urbano para dejar y recoger a los niños ya que es ahora moda hacer filas en las calles y avenidas con los vehículos de los padres sin respetar al reglamento de tránsito, como así ocurre en Paseo del Pedregal y Llanura en donde los conductores del transporte público hacen de esa esquina un estacionamiento de camiones y micros a la espera de los estudiantes del CCH sur ante la ausencia muy marcada de las autoridades.

El agua es otro tema. De siempre se ha dicho que Jardines del Pedregal no cuenta con alcantarillado porque resulta excesivamente caro perforar el suelo y subsuelo compuesto por roca de lava. Pero eso no importa para romper el pavimento recién colocado y rascar en los camellones para colocar enormes tuberías que se llevan el agua de los pozos naturales del Pedregal a los enormes edificios habitacionales y centros comerciales que han autorizado sobre Periférico sur, un gran negocio que aún no tiene respuesta por parte del gobierno.

La colonia sufre de abasto de líquido que no es compensado ni por las altas tarifas que ahí se pagan. El ambulantaje es otro conflicto. Vendedores de tamales y tacos que se colocan en cualquier esquina se dicen amparados por la alcaldía que le cobra a razón de 250 pesos por permanecer sin permisos, incluso del sector salud, en la vía pública.

Esto además procura dos fenómenos adicionales, la pepena y los grafiteros. Hay individuos que por las noches rompen las bolsas de basura para extraer las finas botellas de licor, acondicionadores de cabello o perfumería que sirven para que sean rellenados con productos apócrifos que son vendidos en la piratería.

Y ante la sorpresa del dueño de la propiedad, al amanecer su casa ya manifiesta pintas de grafiteros que en sus obras artísticas dejan códigos y claves que sólo entienden los asaltantes.

Ante la apatía, negligencia y corrupción en el gobierno muchas calles han sido cerradas por los vecinos y otras tantas son usadas como vía de escape de los rateros porque “son entrada y salida de colonia”.

Así que, si la señora Sansores en verdad quiere aplicar la ley, hay muchas anomalías en Jardines del Pedregal que están obligando a los vecinos a manifestarse con respeto, pero a considerar otras medidas como el cierre parcial de avenidas o dejar de pagar las contribuciones.

Así que, en voz de la Cuarta Transformación, la señora Sansores tiene la última palabra, o en verdad aplica la ley y brinda seguridad y agua o la reprobación será cada vez mayor.