Textos en libertad

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  • También con la historia se hace política: José Vasconcelos
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinancieraMX

 

(Segunda y última parte)

         España rechazó oficialmente la petición de disculpas a México por lo ocurrido durante la Conquista hace medio milenio; el iracundo escritor y académico español Arturo Pérez-Reverte insultó por ello al presidente mexicano (y el articulista Federico Arreola nos propone ya no comprar sus libros), y el papa Francisco declinó venir al país en el año 2021 para los actos religiosos que hará la Iglesia por el quinto centenario de la evangelización de los conquistados.

         En 2019 se cumplen 500 años de la incursión de Hernán Cortés y sus soldados al actual territorio mexicano, y en 2021 otros tantos de la derrota de los nativos tras la captura de Cuauhtémoc y la posterior destrucción de sus creencias y manifestaciones culturales.

         En ese contexto, no está de más relatar la actitud diplomática que asumió el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma (descendiente del emperador azteca) cuando -y así lo escribió en la revista Arqueología mexicana # 156- mostró a los reyes Juan Carlos y Sofía los restos del Templo Mayor mexica destruido por sus antepasados. ¿Cómo se los tendría que explicar? Sabedor de que estos ahora ex monarcas son de la dinastía Borbón y la que gobernaba España hace 500 años era la casa de Austria, les dijo y provocó con ello una carcajada del monarca: “Ya saben sus majestades como eran estos Austria”.

         Y si alguien no captó por qué también se le pidieron disculpas al Vaticano, basten unos cuantos datos tomados de la obra Los primeros libros de la humanidad (Océano, 2015), donde su autor, el venezolano Fernando Báez, toca el tema y dice que los conquistadores españoles pasaron de la admiración a la depredación.

         Explica que en 1530 el franciscano fray Juan de Zumárraga hizo en Texcoco -la Atenas de los aztecas- una hoguera con los libros donde los nativos tenían sus historias y conocimientos científicos, y pese a tal “pillaje y destrucción” se salvaron algunos “escritos de gran trascendencia… pero produce vértigo conocer que los más importantes se encuentran en Europa”. De ese “inquisidor severo” que fue Zumárraga, dice Báez, “la tradición católica ha intentado salvar (su) imagen… presentándolo de otra forma”.

         En el mundo maya, el también franciscano Diego de Landa “continuó la labor de Zumárraga” y, además del acto de fe donde quemó los códices porque a su juicio contenían cosas del demonio, prohibió las representaciones teatrales que hacían los nativos en un foro al aire libre, mandó torturar a cuatro mil 500 indios y fueron asesinados cientos de ellos. Hasta el propio Torquemada se inquietó por tal “furia redentora”, de la cual se salvaron tres códices mayas… que también están en Europa.

         La agencia española de noticias Efe, ahora nos recuerda que los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y el actual Francisco, en su momento ofrecieron disculpas -inclusive “humildemente”- por aquellos excesos cometidos en nombre de Dios contra los pueblos originarios. También el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, admitió en una entrevista con El Sol de México (26-III-19) que “hace 500 años los entonces representantes religiosos sí pudieron haber incurrido en excesos”, y algunos de ellos “ya han sido aceptados” por la Iglesia.

         No son, estos, datos para exacerbar ánimos con motivo del reclamo de disculpas, sino para ilustrar mínimamente parte de lo que pudo haber motivado esa petición, ya que en la Conquista misma y en los tres siglos del virreinato hubo hechos verdaderamente tremendos contra los nativos, como también otros en su apoyo y defensa, asimismo a cargo de frailes católicos.

         Hasta donde recordamos, nadie se escandalizó cuando, en 2010, algunos países que como México celebraron centenarios de su independencia, también pidieron disculpas a España y un funcionario ibero dijo que en ese momento a su gobierno le interesaba el futuro, no la historia. Ahora México hace el reclamo, si bien no sabemos en qué términos, y tanto dentro como fuera del país lo han tomado como un despropósito y motivo de burla y de insultos al presidente.

         No vamos lejos para encontrar explicaciones. En su columna Banderas al viento, el maestro, periodista y asesor de varios secretarios de Educación Pública, Vicente Oria Razo, escribió en 2010 que “hasta hoy y siempre la historia tiene un alto contenido político. Se ha dicho que la historia es un campo de batalla y arma de lucha. Cada corriente ideológica busca en la historia el aliento a las luchas por los intereses que representa en la vida social.”

         Y porque “la historia no son simples anales o memoria fría”, sino -ojo- “sobre todo conciencia del pueblo”, el ya desaparecido amigo Oria recordó que José Vasconcelos con su peculiar sentido filosófico decía: “Sí, también con la historia se hace política y a veces de la más peligrosa”.

         Quienes han tomado a mal que el presidente Andrés Manuel López Obrador mezcle historia y política -política exterior en este caso- deben recordar que la imagen institucional de su gobierno tiene una fuerte carga histórica: Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero y Cárdenas son las figuras elegidas para ilustrar las tres transformaciones que antecedieron a la que se pretende lograr en el sexenio actual, con o sin disculpas por los agravios de hace 500 años contra los nativos de estas tierras.