La costumbre del poder

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  • Agenda y control político
  • Por Gregorio Ortega Molina

RedFinancieraMX

*Establecieron la agenda una vez que determinaron que esa pulsión social facilitaría, transitando por la izquierda, consolidar todo el proyecto neoliberal que tanto dicen -de dientes para afuera- odiar

El México bueno y sabio y los indecisos que abultaron el resultado electoral, están dispuestos a disfrutar como invitados del menú que les sirve la 4T, pero no saben en qué consiste, si su origen está en el arte culinario mexicano, o llega de fuera. Quieren comer, sin saber qué les van a servir.

Es hábil y persistente el capitán de esta nave sexenal. Establece agenda para traer a la opinión pública como perico a toallazos, que contenta se solaza en que se fustigue verbalmente a los actores políticos que dejan la escena, lo mismo que a los empresarios a los que quiere forzar a invertir, sin haberles mostrado todas sus cartas, sin hablar del Plan Nacional de Desarrollo, y sin haber trazado la ruta de un proyecto alternativo de nación, para sustituir al pernicioso neoliberalismo.

El arma elegida para imponer agenda y reordenar al poder de acuerdo a sus intereses, es el combate a la corrupción. Los escarnios verbales se suceden una conferencia mañanera sí, y otra también, pero ¿quién acude a las instancias de procuración y administración de justicia, para hacer denuncias formales, con documentos y nombres? Odebrecht se diluyó, de la misma manera que ocurrió con la lucha contra el huachicol, o el narcotráfico y sus diversas facetas.

Resulta que casi todos son corruptos, y por ello es necesario limpiar las instituciones, sin importar las consecuencias. Allí está paralizada la banca de desarrollo, como detenido y cancelado está el AICM, pero en ambos casos sin documentos que prueben cuánto, cómo y dónde se dio esa corrupción, quién disfruta de ella y el camino legal para castigar a los culpables.

No es que AMLO sea “rápido para denunciar, pero más rápido aún para perdonar”, porque lo que realmente ocurre, según me cuenta mi Demonio de Sócrates, es que los documentos o pruebas irrefutables para poder sancionar esa corrupción son inexistentes, todo es jarabe de pico.

La agenda contra la corrupción y los supuestos corruptos estuvo diseñada para agenciarse el poder y administrarlo, con esa vieja y aceda idea de que siempre hay que tener enemigos, aunque no los encuentres, porque así mueves a esa parte de la sociedad que sólo desea satisfacer su ánimo de revancha.

Establecieron la agenda una vez que determinaron que esa pulsión social facilitaría, transitando por la izquierda, consolidar todo el proyecto neoliberal que tanto dicen -de dientes para afuera- odiar. Que carezco de pruebas, sí, lo mismo que ellos están imposibilitados de probar que todos los denigrados son corruptos. Claro que también puedo estar equivocado, en idéntica proporción a como ellos pueden estarlo.

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