- Cada año, cientos de licenciados llegan a trabajar en granjas, cuyos propietarios son hindúes
- Por Luis Carlos Rodríguez González/The Exodo
RedFinancieraMX
OSOYOOS, Columbia Británica, Canadá.- Saúl es ingeniero mecánico y tiene una maestría por la Universidad de Veracruz. En México trabajó en una armadora de automóviles en Aguascalientes, pero el bajo salario que le pagaban, alrededor de 300 pesos al día, lo obliga a emigrar cada año por temporadas a esta región de Canadá donde vive lo que él llama “el sueño de la hoja de maple”.
No es un caso aislado del éxodo de jóvenes universitarios que no encuentran empleo en México. Al igual que Saúl, quien viaja cada año con un grupo de amigos, todos con licenciatura, cientos o miles de profesionistas llegan a esta región canadiense para trabajar en las granjas, propiedad de familias hindúes, en la cosecha de cerezas, uvas, peras, manzana, chabacano y hortalizas.
El joven veracruzano de 28 años se levanta diariamente a las 2 de la mañana para trabajar en una granja de 5 hectáreas, en una zona de valles semidesérticos con un clima cambiante que pasa del frio invernal al sol quemante en unas horas.
“La jornada empieza a las 3 de la mañana y puede durar hasta las 10 o 12 del día. Son jornadas muy pesadas, donde estas solo, sin nadie con quien hablar, sin señal de teléfono, sin forma de comunicarte con nadie, solo cortando la fruta y llenando las cajas”.
“La mitad de quienes trabajamos aquí somos mexicanos. Un porcentaje son jornaleros agrícolas que son contratados desde México con el aval del gobierno de Canadá. Otro grupo importante son personas como yo, la mayoría profesionistas con licenciatura, algunos con maestría e incluso he conocido gente con doctorado, que no encuentra trabajo en México y vienen acá a trabajar unos meses”, indicó a The Éxodo.
“Somos mexicanos que a pesar de tener maestría o doctorado ya nos cansamos de esperar una oportunidad laboral acorde a su preparación y preferimos venir por temporadas a Canadá antes que trabajar como taxistas o como botargas del doctor símil en México. Otros también vienen porque se aburrieron de su vida en nuestro país y vienen a trabajar unos meses”, agregó.
Al igual que Saúl, en las granjas de esta zona de Columbia Británica, se encuentran a jóvenes profesionistas oriundos de la Ciudad de México, de Jalisco, de Veracruz.
Leobardo, de 22 años, es oriundo de la Ciudad de México. Está por terminar su carrera como sociólogo en la UNAM y en nuestro país sólo ha encontrado empleos de medio tiempo con salarios de 100 pesos al día. “Ni para los pasajes y la comida, menos para pagar una renta”.
“Es la primera vez que viene a trabajar a Canadá y la verdad es muy duro. Hay que dormir prácticamente en casas de campaña, con temperaturas a veces de menos cero grados y pararte en la madrugada que es cuando empieza la actividad en las granjas. Yo sólo vine por tres meses, que son mis vacaciones en la universidad, pero la temporada agrícola es de junio a octubre.
La mayoría de los jornaleros se alojan en tiendas de campaña, furgonetas o autocaravanas. En algunas ocasiones puedes acampar en la propia granja donde trabajan o sino siempre hay sitios habilitados, donde puedes acampar gratis. Pero no hay electricidad.
Ossoyos, está poblado por cientos de granjas, cada una de varias hectáreas cuyos propietarios son hindúes, en específico punjabis, que después la Segunda Guerra Mundial les dieron estas concesiones por haber participado junto con Gran Bretaña en el conflicto.
En junio empieza la temporada en las zonas más al sur, en pueblos como Osoyoos, Oliver, Cawston o Keremeos y en julio ya empieza en los pueblos más al norte de la zona como Creston y Kelowna.
“En promedio cinco de cada diez de los trabajamos aquí somos mexicanos, ya sean ilegales, es decir que entramos como turistas o jornaleros que son contratados desde México con el aval del gobierno de Canadá”, añadió Leobardo.
Los que son jornaleros tienen muchos años de viajar a Canadá. Son campesinos que van y vienen por temporadas de cinco a siete meses. Regresan a México en invierno.
“En promedio un estudiante o profesionista, que no tenemos tanta destreza en el campo, ganamos unos 80 dólares canadienses al día, que serían como mil pesos. Se gana bien, pero también se gasta mucho en comida, unos 30 dólares al día”, añade el aún alumno de la UNAM.
Cada granja en Ossoyos contrata diariamente entre 50 y 100 jornaleros. Aunque hay algunas más grandes que llegan a ocupar hasta 200. Además del ejército mexicano de jornaleros, en el verano también llegan miles de jóvenes estudiantes canadienses provenientes de Quebec para trabajar por semanas o meses.
En esta región alejada y por temporadas inhóspita por el frio clima, también llegan algunos migrantes españoles, quienes viven y estudian en México y por dos o tres meses también prueban el “sueño de la hoja de maple” para contar con recursos el resto del año. Se suman a ellos, pocos sudamericanos de naciones como Argentina y Chile.
“Si existe la discriminación, a veces entras a los centros comerciales y no falta la señora que te mira de arriba abajo o habla en voz alta en francés en contra de los migrantes, pero en su mayoría la gente local, los canadienses, están conscientes de la labor que realizamos quienes venimos a trabajar en labores agrícolas”, añade Saúl, quien ya tiene cinco años trabajando por temporadas en las granjas hindúes de Ossoyos.