Singladura

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  • Crecer
  • Por Roberto Cienfuegos

RedFInancieraMX

Alcanzar un crecimiento anual de 4 por ciento en México es la meta, el objetivo clave del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Como bien dijo la víspera durante la instalación del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, el punto es necesario, y, más aún, urgente.

Por casi cuatro décadas, la economía del país apenas registra un crecimiento promedio de más menos dos por ciento, insuficiente, precario, frustrante. Ese magro ritmo económico impide que el país comience a resolver sus peores rezagos en materia de empleo, vivienda, salud, educación, infraestructura, seguridad social, consumo y otros temas clave que implican desarrollo para un número mayor de mexicanos.

Sin ese cuatro por ciento de crecimiento anual, millones de mexicanos seguirán sumidos en el atraso, la violencia, el crimen, la ignorancia y la falta de oportunidades para alcanzar una vida mínimamente digna para ellos y sus familias. Sin ese cuatro por ciento, México, la inmensa mayoría del país, sólo podrá ver un futuro incierto, colmado de zozobra y cuajado de dolor. Eso y otras perspectivas están en juego cuando López Obrador llama al empresariado nacional a contribuir, a sumarse para impulsar el crecimiento ante el convencimiento de que el gobierno, por más esfuerzos que realice, por menos corrupción en la que incurra, por más respaldos que otorgue, no podrá solo. Y si no lo dijo así, así es.

Así lo escucharon los principales líderes empresariales y sindicales, así como miembros de sectores sociales.

Hace prácticamente un mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en Davos que el crecimiento económico de México para este y el año próximo rondará el dos por ciento. Según el organismo, la incertidumbre política y su efecto en el ritmo de las inversiones dejarán apenas a México una tasa de crecimiento de 2,1 por ciento este 2019 y, si acaso, de 2,2 por ciento el próximo. Las cifras dan grima, pero más que eso, preocupan, en especial porque repetirán la historia del comportamiento económico del país en los últimos sexenios.

A principios de este mes próximo a terminar, la agencia de calificación crediticia HR Ratings redujo su pronóstico de crecimiento económico para México a 1.7 por ciento desde 1.9 por ciento para este año, afectado por una desaceleración del consumo y la inversión ante un ambiente de elevadas tasas de interés.

“Esta baja se sustenta en una profundización de la desaceleración de la demanda interna, por el lado del consumo, y a una mínima o nula contribución por parte de la inversión.

Antes, en el primer mes de este 2019, el Banco Mundial también recortó sus proyecciones de crecimiento para la economía mexicana este año a 2.0 por ciento desde el 2.5 por ciento previsto en junio pasado y para el 2018 terminado lo bajó a 2.1 comparado con el 2.3 por ciento anticipado a mitad del año, debido a la incertidumbre que continúa pesando sobre las inversiones.

“En México se espera que la incertidumbre política y la perspectiva de una inversión aún moderada mantenga el crecimiento en un moderado 2.0 por ciento en 2019, a pesar de la disminución de la incertidumbre relacionada con el comercio luego del anuncio del Acuerdo comercial entre los Estados Unidos y México”, señala el reporte Perspectivas Económicas Globales de enero.

También a principios de febrero, analistas privados recortaron el pronóstico para el crecimiento económico de México de 2019 a un 1.7 por ciento desde el 1.8 por ciento anterior, dijo un sondeo del Grupo Financiero Citibanamex.

La perspectiva para el Producto Interno Bruto (PIB) de 2020 también se redujo, al pasar a una expansión del 1.8 por ciento, desde el 2.0 previo, indicó la consulta a 24 instituciones financieras locales y extranjeras.

Es la economía, diría el clásico, porque sin crecimiento muchas si no todas las expectativas puestas en el gobierno de López Obrador, podrían venirse al suelo, y él lo sabe.

Lo que se desconoce es cuándo esa meta del cuatro por ciento será alcanzada. El presidente no lo dijo. Alfonso Romo tampoco. ¿Importa, no importa o es cuando suceda si sucede?

ro.cienfuegos@gmail.com