- La verdadera dimensión del poder que cada denominación conlleva
- Por María Manuela de la Rosa Aguilar
RedFinanciera
Con motivo de los funerales del Papa Francisco, los medios coincidieron en publicar la asistencia de “50 jefes de Estado y 10 reyes”, lo que llama la atención, ya que en realidad todos los reyes son jefes de Estado. Pero además vale la pena ahondar en el tema, ya que de esta manera podemos dilucidar la dimensión del poder que ostentan los líderes de las naciones, en relación no sólo a sus cargos, sino a los diversos sistemas de gobierno.
En la actualidad, como sabemos, el sistema ideal es el democrático, ya que en teoría asegura el perfecto equilibrio de poderes, en donde los ciudadanos tienen un tratamiento igualitario a la hora de decidir quien gobernará su nación.
Una gran mayoría de países se ha decantado por el sistema democrático presidencialista, que se ha posicionado como el mejor de todos, aunque veremos qué tanto poder ostentan los mandatarios dependiendo el sistema de gobierno.
El presidencialismo es el sistema más generalizado en el mundo. En América 18 países lo tienen; en África 22; Asia 9; Europa 2; y Oceanía 1. En total 52 países.
Dentro de este rubro la palabra “democracia” está sobrevalorada, ya que si bien en apariencia son los ciudadanos quienes eligen a sus gobernantes y existe división de poderes, en la práctica podemos decir que no es así, como en el caso de las dictaduras socialistas de Cuba, Venezuela o Nicaragua, en donde no existe división de poderes, ya que el dictador, denominado “presidente”, ostenta todo el poder, no sólo es jefe de Estado y de Gobierno, sino que acumula en sí mismo el poder legislativo y el judicial, aunque formalmente estos poderes tienen representantes; sin embargo todos están supeditados a las órdenes del presidente.
El sistema presidencialista, sin embargo, no constituye un modelo ideal donde el poder está dividido, si bien el legislativo y el judicial constituyen importantes moderadores, sobre todo para limitar y asegurar un ejercicio del ejecutivo que no se aparte de las leyes y no exceda sus funciones. Es de notar que el presidente ostenta tanto la jefatura del Estado como la del gobierno, por lo que en su investidura la soberanía del pueblo delega su potestad, un factor que generalmente pasa inadvertido, ya que un solo individuo personifica esta soberanía e identidad nacional, fungiendo como representante absoluto de una nación.
En los sistemas monárquicos, específicamente las monarquías constitucionales, generalmente de países europeos, hay una mayor división de poderes: por una parte el legislativo, a cargo del parlamento y el judicial que encabeza el Supremo Tribunal. Aquí podemos observar como el jefe de gobierno es el presidente de gobierno o primer ministro, según sea el caso e invariablemente el monarca, ya sea rey, príncipe, archiduque o duque, es el jefe de Estado y el máximo representante de la nación, quien tiene el deber de servir de manera vitalicia a su pueblo.
Pero también tenemos las monarquías absolutas, como es el caso más representativo de los países árabes, donde en realidad no existe división de poderes, ya que todos están supeditados al monarca, ya sea Rey, Califa, Sultán o Emir. Y curiosamente, siendo países con regímenes donde las libertades individuales están limitadas, gozan de un alto nivel de vida, caracterizándose por ser países muy ricos.
Pero también están las monarquías teocráticas, a colación con la reciente muerte del papa Francisco, donde ya inicia el Cónclave para elegir nuevo Pontífice. Estamos hablando de una monarquía teocrática, en donde el jefe de Estado y de gobierno es el Sumo Pontífice, que es además líder de toda la Iglesia en el mundo, integrada por 1,406 millones de católicos. Aunque ciertamente esta población no está sujeta al gobierno vaticano, al que sí pertenece el clero disperso en todo el mundo.
También se encuentra Irán, donde existe un gobierno teocrático, denominado República Islámica, donde el jede de Estado y de gobierno es el supremo líder religioso chií, Ayatolá, en donde todo gira en torno al islamismo chiita. Y sabido es que las libertades están sumamente restringidas.
¿Quienes entonces ostentan más poder? Y, ¿acaso no son jefes de Estado los reyes? Bueno, sólo por lo que llamó la atención de los titulares de los medios internacionales con motivo de la muerte del Papa Francisco.