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  • ¿Soberanía?
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinanciera

Sheinbaum ha lanzado un discurso que llama a la motivación para defender a la soberanía de las amenazas de Trump. Una soberanía que no existe mientras los gobiernos popularistas mantenga más derechos a los criminales que a los ciudadanos. Canadá se suma a Estados Unidos para combatir a los sicarios mexicanos, una vergüenza histórica sin duda mientras junto a la soberanía empatamos políticas de nalgadas y abrazos que se siguen manteniendo.

Los Enemigos no están fuera destrozando lo mismo al tejido social que a las instituciones, ellos están aquí, adentro. El crimen se ha expandido bajo la protección de políticos y gobernantes que sí han mancillado a las leyes y a la soberanía nacional. Frenar por un mes la aplicación de los aranceles no fue un triunfo sino representa que una vez más nuestros autoridades se “doblaron” aceptando las condiciones dictadas detrás de nuestra frontera. Las exteriores aquí si prevalecen y los sobornos a gobernantes y derecho de piso a los delincuentes hacen más daño que los aranceles y afecta a nuestra economía aunque Ebrard se preocupa por la sociedad estadounidense. Muchos millones de mexicanos esperan acciones directas y contundentes de Trump porque aquí el gobierno continúa fallando y mintiendo.

El Populismo en la narrativa puede ser conmovedor pero los delincuentes de traje y corbata continúan en la impunidad y se conocen y bien los nombres. Dónde están los planes A, B y C para aprehender a los mafiosos? Aquí no hay soberanía mientras se obligue a los soldados a traicionar a la patria defendiendo a los malos y transportando a más corruptos. Cuando se permite que los policías citadinos y la cuerda nacional extorsionen a la población para cumplir con sus cuotas. Creeremos en los discursos cuando se reconozca el error gravísimo de atentar contra el Estado de Derecho y se corrija la Reforma Judicial, ahí sí habrá soberanía.

Las armas ilegales de “alto poder” ingresan por nuestras aduanas como también por ahí ingresan precursores y se trafica con drogas. Sentarse en la silla presidencial para recordar al “mexicanos al grito de guerra” es muy temerario cuando se ganan elecciones por los acuerdos y condiciones que imponen los sicarios. Que nos irrita, que un extranjero quiera hacer respetar la ley y garantizar la seguridad de los ciudadanos? Que ese sujeto sea capaz de hacer el trabajo que  nuestro gobierno ha evadido? Que allá se firmen orden ejecutivas y aquí se escriban maniobras políticas de manipulación social? Lo que estamos exportando a Estados Unidos, Canadá y a España es nuestra tragedia nacional.

En otras naciones reciben a “embajadores” inexpertos que van a pagar cuotas de impunidad no a proteger nuestra soberanía. Y este gobierno lo ha permitido y alentado con sus mayorías. Están alentando a traidores a sus principios y esencia, a la confianza ciudadana. Antes los llamaban “corruptos” ahora son gente “honorable”.

Se necesita, si, valentía para defender a la nación, pero la disposición viene de afuera, aquí se resguardan a los gobernadores que son el enlace con el poderío económico de los huachicoleros y asesinos.

Para hablar de soberanía debería de defenderse a las madres rastreadoras y no permitir deliberadamente el permiso a encapuchados y secuestradores de casetas de peaje y vías de comunicación. Soberanía es restituir el trabajo de cientos de comunicadores que puedan ejercer la libre opinión y no colocar a sus incondicionales en informativos estelares.

La culpa no es de Trump y los extranjeros no están ciegos, incluso a razón de los juicios a los capos detenidos poseen más información que las oficinas de seguridad nacional. Por ello imponen sus condiciones porque al gobierno de México lo tienen “doblado” en tanto se anda proponiendo sembrar arbolitos frente a las potencias mundiales.