Análisis a fondo

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  • Mejor veremos y diremos
  • Están seguros de que Claudia es sinónimo de fracaso económico
  • Pero lo que les ocurre es que nada les embona como dijera Peña
  • Por Francisco Gómez Maza

RedFinanciera

Lo único que muestran los enemigos de Claudia Sheinbaum, ella les dice adversarios, es que son de derecha panista, al estilo de Marquito Cortés o Felipillo Calderón, que sólo personalizan a sus enemigos. Confunden sus posiciones conservadoras, economicistas, su supina ignorancia en materia de ciencia económica, con personas de carne y hueso. Dicen estar seguros de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue un rotundo fracaso en materia económica. Y en el caso al que nos referimos, están convencidos de que la Presidenta de México es también sinónimo de fracaso económico en todos los sentidos.

El Plan México, dado a la opinión pública ayer lunes por la presidenta Sheimbaum y su equipo de economistas encabezado por Marcelo Ebrard Casaubón, no les embona. Claro. Son ignorantes vergonzantes. Y se la creen. Afirman que la economía, durante el sexenio del presidente López Obrador, fue un fracaso, pero no ofrecen números, cifras que indiquen ese fracaso. Hablan por la herida porque quienes fueron protagonistas y siguen siéndolo son los trabajadores y los empresarios que renuncian a sus pingües beneficios y se ponen a trabajar al mismo nivel de los trabajadores, para “ganar” y no para embolsarse las ganancias de la productividad económica. 

Concretamente, un tal Héctor Villarrealpresunto fundador del CIEP, asegura que “el crecimiento económico de México, durante el sexenio anterior, fue nefasto, per cápita nulo. Y advierte que la presidenta Sheinbaum debe convencer con el Plan México de que esto va a cambiar. Va a cambiar, claro, pero no a favor de los infames explotadores de la fuerza de trabajo, sino para beneficio de las clases menos favorecidas, para los trabajadores. De esto afortunadamente tienen conciencia empresarios y economistas que optaron por impulsar cambios en el economicismo de los sátrapas del capitalismo salvaje, del neoliberalismo de los Ángeles Gurría, de los Ernesto Ponce de León, entre otros hijos putativos de Carlos Salinas de Gortari. 

Poco ayuda la incertidumbre, exterior y la autogenerada. Pero quienes buscan generarla son los que fueron desplazados de la toma de decisiones, de aquellos que usaron la economía para enriquecerse a lo bestia. Claro. Hay mucho en juego. La Presidenta Sheinbaum no la tiene fácil. Pero no es como dicen estos falderos del capitalismo salvaje. No me crea a mí. Vaya y pregúntele a los pequeños y medianos empresarios, a los que exportan e importan, a los que trabajan y no nada más se encierran en su cubículo de dizque asesores en materia económica, y vean qué piensan los trabajadores en general. 

Todos están tranquilos porque sus ingresos recuperaron su poder de compra. Y esto lo lograron durante el periodo sexenal de López Obrador. Pero es imposible debatir con los economicistas que se atragantan cuando escuchan nombres como AMLO y como Claudia Sheinbaum. Esos tales economicistas, como los que tuvieron que dejar los centros de poder, ahora hacen de la mentira su verdad. Confunden lo negro con lo blanco porque para ellos todo es negro y no hay posibilidades de que lo negro se blanquee, sobre todo porque para ellos la Presidenta es totalmente ignorante en materia económica. 

Qué pena dan porque estos economicistas, y al calificarlos de economicistas los estoy ensalzando, no van a llegar a ninguna parte, pues, aunque no lo crean, se la van a pasar toda la vida amargados, acusando a la Presidenta de ignorante. Y cuando descubran que los trabajadores ya tienen su parte en el banquete, se desgarrarán las vestiduras. Veremos y diremos.