Textos en libertad/Renato Leduc permanece en el recuerdo de sus amigos

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  • José Antonio Aspiros Villagómez

RedFinanciera

Si todo se cumplió como fue acordado el pasado mes de abril, este 16 de noviembre fue celebrado por primera vez y lo repetirán anualmente en su aniversario natal sus amigos y admiradores, el Día de Renato Leduc en la alcaldía Tlalpan de la Ciudad de México, de donde era originario el escritor y periodista cuyo poema ‘Tiempo’, para su disgusto se hizo famoso en las voces de José José y Marco Antonio Muñiz, con arreglo musical de Rubén Fuentes.

Renato Leduc López nació el 16 de noviembre de 1897, estudió para telegrafista, dejó trunca la carrera de Derecho y se ganó un lugar en la historia de nuestras letras gracias a su obra poética y literaria, muy a pesar de sus detractores y los intelectuales que lo rechazaron. Fue el primer presidente de la memorable Unión de Periodistas Democráticos, e integrante de la, en un tiempo, selecta membresía del Club Primera Plana (CPP). Ambas organizaciones también abrieron sus puertas a este tecleador.

Dos amigos nuestros, Carlos Ravelo y Galindo (+) y Teodoro Rentería Arroyave, fueron contemporáneos de Renato Leduc en ese Club y narraron sus anécdotas en sendos libros de su autoría, Mis bendiciones y Mi vida son mis amigos, respectivamente.

Cada uno según sus recuerdos, mencionaron que como en 1977 el CPP le había publicado a Leduc su libro antológico Brindis a la vida (Obras escogidas, le llamó Ravelo), el día que le entregaron sus primeras regalías se asombró por el monto (35 mil o 17 mil pesos, dicen uno y otro), mandó cambiar el cheque y convidó a todos los socios una tertulia en el bar Montenegro del hotel Del Prado, que incluyó generosas propinas a los meseros.

Entre las anécdotas que menciona Rentería en su libro, están que en la época del presidente Díaz Ordaz, sin su conocimiento fue subastada a beneficio de la Cruz Roja la apreciada máquina de escribir de Renato Leduc en un millón de pesos y el comprador fue el director de Bancomer, Manuel Espinosa Iglesias. La máquina había sido sacada con engaños de la casa de Leduc, por el presidente del Club de Periodistas de México, Antonio Sáenz de Miera.

Este mismo dirigente organizó una colecta entre sus colegas para que Leduc viajara a París, pues “una poetisa francesa, amor de juventud del poeta durante su época en París, estaba muy grave y sólo pedía, antes de morir, la presencia de él”. Le inventaron a la esposa que iría a recibir las Palmas de Oro de Literatura de la Academia Francesa, pero que el dinero recolectado no alcanzaba para que fueran los dos. Cuando Leduc regresó de Francia, su esposa le preguntó por las Palmas de Oro y él se limitó a contestar: “¡Carajo, las olvidé en el avión!”.

Leduc “escribía versos y mentaba madres”, escribió Carlos Ravelo en una de sus columnas En las Nubes, donde reprodujo otras anécdotas narradas por la amena y aguda periodista Teresa Gil. “Criticaban el lenguaje de Leduc -señaló ella-, porque no habían oído a las (diputadas) panistas. Desenvuelto, avanzado para su época, Renato vivió como quiso. Ese sector gazmoño y de doble moral que se mueve en los medios, lo criticaba por mal hablado, pero se quedaban callados ante las corruptelas de Carlos Denegri y se lanzaban a justificar a Díaz Ordaz”.

“Yo lo entrevisté (a Leduc) -mencionó Tere Gil según la columna de Ravelo- para un suplemento de Unomásuno sobre su visión de la Expropiación Petrolera (1938), que correspondió a su tiempo. Me respondió que no había estado al tanto porque ‘andaba buscando faldas’ en París” (donde estuvo becado por la Secretaría de Hacienda).

Entre 1975 y 1977 Renato Leduc fue el primer presidente de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), que en 1985 le entregó el Premio ‘Francisco Martínez de la Vega’. (Este tecleador ingresó en 1982). Y cuando el colega y amigo Jorge Meléndez Preciado fue presidente de la UPD (1986-1988), tuvo entre los miembros de su consejo consultivo precisamente a Leduc, junto con otros personajes no menos valiosos: Carlos Monsiváis, Miguel Ángel Granados Chapa, Bulmaro Castellanos ‘Magú’, Elías Chávez, Pedro Ocampo, José Álvarez Icaza, José Reveles y Antonio Caram.

El actual “decano del periodismo mexicano”, Jorge Herrera Valenzuela, también comentó en su amena columna Ráfaga (19-XI-2020) que conoció a Leduc, “convivió y conbebió” con él, de quien dijo que había tenido en Nueva York un “matrimonio convencional” con la pintora Leonora Carrington, pues ella era perseguida política; y que había rechazado casarse con la actriz María Félix, porque no quería ser “el Señor Félix”.

Renato Leduc (1897-1986) fue hijo del periodista, escritor, historiador y traductor, Alberto Leduc, queretano de ascendencia francesa, y de doña Amalia López. Procreó tres hijos con su primera esposa, Altagracia Gómez, y dos hijas con quien fue al final su viuda, Amalia Romero.

En su gigantesca obra enciclopédica Milenios de México, el colega Humberto Musacchio menciona que nuestro personaje fue telegrafista de Pancho Villa y censor cinematográfico en la Secretaría de Gobernación. Ocupó la vicepresidencia de la Organización Mundial de Periodistas y en 1977 recibió el Premio Nacional de Periodismo, que en ese tiempo otorgaba el gobierno.

En 2014 fue presentado el libro Soy un Hombre de Pluma y me llamo Renato…, con colaboraciones de diversos autores y coordinado por Fred Álvarez y José Alcaraz, e ilustrado con fotografías del maestro Tomás Montero. Uno de los coautores de ese libro, el amigo y poeta Roberto López Moreno, escribió que con Octavio Paz “los adjetivos tomaron destino y fueron a investir al hombre mal hablado y culto que quisimos tanto tantos; malhablado y culto: combinación extravagante. Habló Paz, y se refirió a un excéntrico y francotirador de la poesía”: Renato Leduc López.