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  • Violencia y rocha
  • Por Carlos Ramos Padilla

RedFinanciera

Los mensajes que está recibiendo el gobierno federal y también la sociedad son alarmantes, un decapitado en Chilpancingo, un apuñalado en Oaxaca, un sacerdote asesinado en Chiapas y un caso de evidente protección en Sinaloa al gobernador.

La Fiscalía General de la República confirmó que el asesinato de Héctor Melesio Cuén, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, sucedió en la finca en donde presuntamente se reunió con Ismael “El Mayo” Zambada y con el gobernador Rubén Rocha Moya. El crimen en la gasolinera fue un burdo montaje. Sara Bruna Quiñónez Estrada, fiscal de Culiacán, a quien se le atribuye la distribución del video de la gasolinera,  renunció por “consejo” del gobernador y hasta ahora es ilocalizable. Rocha está acorralado aún después de haber recibido el espaldarazo del entonces presidente López y de la otrora candidata Sheinbaum.

Con todo el poder del Estado y la estructura legal el gobernador no ha presentado el registro de su ingreso a Estados Unidos el día del secuestro del Mayo Zambada y ejecución de Cuén además de la desaparición forzada del comandante de la Policía Estatal, José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez, escoltas del criminal que está sometido a proceso en Nueva York.

Cuatro personas más están desaparecidas. Tampoco se ha explicado por qué la urgencia de incinerar al ex rector y desaparecer evidencias con evidente ocultamiento y alteración de pruebas. En estos días las autoridades mexicanas confirman que las declaraciones ofrecidas por el Mayo son verídicas. Funcionarios de la agencia de Aduanas de Estados Unidos aseguraron a la revista Proceso que no hay registro de que Rocha haya entrado al país en esa fecha o en alguna fecha cercana.

La defensa legal de Ismael Zambada aseguró que, previo a ser entregado a las autoridades de Estados Unidos, su cliente fue secuestrado el 25 de julio en una reunión a la que había sido convocado Rubén Rocha en una quinta de Huertos del Pedregal, territorio controlado por la facción criminal de ‘Los Chapitos’. Un integrante del Cártel de Sinaloa le dijo a la revista Proceso que Rocha tuvo conocimiento de que Cuén sería asesinado en Huertos del Pedregal: “Lo que hizo es que envió a un secretario de él (al viaje a Los Ángeles), incluso con su celular, para que pareciera que viajó a Estados Unidos, pero nunca estuvo allá. En una carta, recordemos, Zambada menciona a seis personajes: Joaquín Guzman López, Iván Guzman Salazar, Rubén Rocha Moya, Héctor Melesio Cuén Ojeda, José Rosario Heras López y Rodolfo Chairez. Todo esto ha desatado un enfrentamiento entre criminales por más de un mes en donde han sido ejecutadas 217 personas y desaparecido a 400 seres humanos.

En ese mismo sitio el General de División, Francisco Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera Región Militar, se lavó las manos ante los crímenes en Culiacán y afirmó que ponerle fin no está “en manos del Ejército, sino de que los grupos armados se dejen de confrontar”. Después sería removida y trasladado al centro del país. Lejos de una broma. Esta aseveración para muchos fue el inteligente reconocimiento de que el Ejército no puede disparar contra ciertos grupos protegidos desde arriba. 

De nada ha servido un helicóptero con la bandera blanca de la rendición y el envío de cerca de 3 mil elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. Vamos haciendo el recuento de los casos sin resolver y en entera impunidad: Ayotzinapa, atentado contra Omar García Harfuch y Ciro Gómez Leyva, decapitación del presidente municipal en Chilpancingo y apuñalamiento de un funcionario en Oaxaca, crimen de un párroco en Chiapas y el descarado control del crimen en Culiacán desde que AMLO decidió liberar a Ovidio. Así o más claro.