Textos en libertad / El Escorial y el desencuentro México-España

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  • Por José Antonio Aspiros Villagómez
  • Fotos: Panteón de Reyes y Panteón de Infantes.

En su nonagésimo cumpleaños (28-IX), tenemos presente a Brigitte Bardot, la actriz francesa a quien conocimos en el cine París cuando vino a México al estreno de su película ‘Viva María’

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En estos días, tanto los medios informativos de México como los de España se han ocupado mucho del deplorable desencuentro diplomático entre los gobernantes de ambos países, porque los Habsburgo no quisieron disculparse de lo que hicieron los Austria hace 500 años en contra de los mexicas. Mal empieza el sexenio, sin embargo rechazamos y condenamos los insultos del escritor español Arturo Pérez Reverte a los mandatarios mexicanos entrante y saliente.

Pero también, tal vez debido a los problemas de salud del rey emérito Juan Carlos I (y algunos escándalos de su vida privada), la prensa española ha mencionado varias veces en este año que, en caso de fallecimiento, ya no hay sitio para él ni para su esposa Sofía, en el Panteón de los Reyes dentro del monasterio de San Lorenzo del Escorial, donde descansan la mayoría de los monarcas de ese país. Pero ya se discuten algunas alternativas para cuando llegue el momento.

Las noticias que se han divulgado acerca de su salud, señalan que Juan Carlos, quien cumplirá 87 años el próximo 5 de enero, ha pasado más de 20 veces por un quirófano, que sufrió una grave recaída en marzo, que recibió un tratamiento especial en Ginebra, que se acelera sin remedio su deterioro físico y mental, que ha pospuesto actividades por recomendación médica, que tiene problemas de movilidad y permanece en una silla de ruedas, o bien que, para su edad, su condición es buena aunque ya tuvo una cirugía de corazón.

Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (n. 5-I-1938), fue coronado rey de España el 22 de noviembre de 1975 tras la muerte del dictador Francisco Franco; abdicó al trono con efectos a partir del 18 de junio de 2014 y al día siguiente fue coronado como Felipe VI su hijo menor, nacido en 1969 y de quien se ha distanciado.

Nos interesó hurgar un poco en esos datos, porque cuando pese a todo visitamos España este año, conocimos el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde se ubican dos cementerios para la realeza y cuyos últimos ocupantes serán Juan de Borbón y María de las Mercedes, padres de Juan Carlos I, quienes no han sido llevados ahí porque se debe seguir un proceso especial que aún no concluye. Así lo dijo la guía de nuestra visita, según los apuntes de Norma, la esposa de este tecleador quien por su hipoacusia no oyó nada, pero vio todo.

Pero desde Carlos V hasta Alfonso XIII (cuatro siglos de monarquía española) descansan en ese lugar, así como las reinas que fueron madres de reyes, con excepciones de monarcas que eligieron en vida otro sitio para su sepultura.

El Panteón de Reyes es una cámara circular situada bajo el altar mayor de la basílica de El Escorial y su gran magnificencia se percibe tanto en los muros cubiertos de mármol, bronce y jaspe, como en los ataúdes, que están a la vista todos iguales y de aspecto solemne y armónico.

Aparte está el Panteón de Infantes, construido en el siglo XIX por iniciativa de Isabel II y que consta de nueve cámaras situadas bajo la sacristía y las salas capitulares, en una de las cuales está un llamativo pero solemne mausoleo poligonal con los restos de todos los infantes muertos antes de llegar a la pubertad.

En las otras cámaras hay tumbas individuales de infantas, duques y otros familiares, y la guía impresa que venden en diversos idiomas en El Escorial, dice que la novena cámara es “la más cargada de historia por contener dieciséis sepulcros de la Casa de Austria”.

Pero no todo es tétrico en ese lugar. El Escorial es un inmenso conjunto arquitectónico rectangular, planeado por Felipe II en el siglo XVI, que alberga el monasterio de la Orden de San Jerónimo, una basílica, un colegio, una biblioteca y un seminario. Mandó construir todo aquello para conmemorar su célebre victoria militar sobre los franceses en la batalla de San Quintín en 1557, y de paso con el monasterio y el inmenso templo lleno de santos y bellos cuadros de pintores famosos, contrarrestar los efectos de la Reforma protestante.

Eran los tiempos de gloria del imperio español, cuando los dominios de Felipe II, cuyo reinado duró casi 43 años, abarcaban España, las Indias (América), Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Milán y Países Bajos, de donde recibía los recursos para financiar sus ambiciosos proyectos expansionistas.

En El Escorial, donde el llamado Rey Prudente tenía su despacho, vimos en nuestro recorrido un retrato suyo pintado por Antonio Moro el mismo año de la victoria, donde aparece vestido con la armadura que usó por primera y única vez cuando fue a encabezar la toma de San Quintín después que sus ejércitos habían liquidado a los franceses.

Es muchísima y muy interesante la información que recabamos y leímos, pero por razones de extensión sólo agregaremos que Felipe II (1527-1598) tuvo una salud precaria toda su vida y pasó los últimos años encerrado en El Escorial, donde falleció y está sepultado.

Y quien encabeza actualmente el patronato que administra ese monumento arquitectónico declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1984, es otro Felipe, el VI, quien a pesar de estar en el ojo del huracán que enfrenta en estos días a los gobernantes de México y España, ha guardado un silencio prudente que no sabemos si romperá en algún momento.