- Cumple 90 años como empresa mexicana el Fondo de Cultura Económica
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinanciera
Hace más de 40 años, cuando los jefes Pedro Ferriz Santa Cruz y Humberto Delgado Gutiérrez encomendaron a este tecleador organizar y dirigir un área de “servicios especiales” dentro de la agencia Notimex, a petición nuestra diversas casas editoriales comenzaron a proporcionarnos algunas de sus novedades literarias para hacer reseñas y comentarios, que también publicamos en la revista En Todamérica. Un taller de crítica literaria que tomamos previamente, impartido por el Dr. Ignacio Trejo Fuentes (UNAM), nos fue de gran utilidad.
Una de esas editoriales fue el Fondo de Cultura Económica (FCE), cuya coordinadora de relaciones públicas y promoción en ese tiempo, Angélica de Icaza, hizo una visita previa a la Redacción de Notimex para conocernos. Pocos años después, fuimos invitados a la ceremonia del 50° aniversario de esa casa editorial.
Ahora que el FCE está por cumplir su 90° aniversario, acaba de ser ratificado para el próximo sexenio su director desde 2019, Paco Ignacio Taibo II, quien en 1988 nos impartió el curso ‘Periodismo y literatura. Las fronteras del periodismo’, en el Museo de San Carlos. Fue anecdótico que en el primer día de charlas aún no estaba acondicionado el local, y a propuesta suya nos sentamos en el suelo. Y en el último día, a todos nos dieron constancias de participación menos a él, quien la reclamó al personal de la Dirección de Literatura del INBA.
En días recientes, una invitación para asistir el 31 de agosto a la charla ‘Breve recorrido histórico por las editoriales mexicanas’, del editor decano Julio Sanz Crespo, la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC) nos recordó dos datos significativos: 1.- que durante la mayor parte del siglo XX “México fue -dice esa invitación- todo un referente en la industria editorial” y “gracias a la producción de importantes editoriales, lectores de diversas partes del mundo tuvieron acceso a obras difíciles de conseguir”, y 2.- que pese a ello, “en los años noventa (…) los grandes consorcios fueron absorbiendo a las editoriales locales, al grado de que algunas ya ni se recuerdan”.
Por fortuna no fue el caso del Fondo de Cultura Económica (FCE), que si bien formó parte de ese conjunto de editores importantes, al ser una empresa del sector público se salvó de caer en los tentáculos transnacionales y estamos seguros de que con esa independencia llegará a su centenario y más allá. Inclusive creció, con la ampliación de su catálogo y la apertura de sucursales en el país y oficinas en el extranjero.
Al menos, tiene garantizados otros seis años de existencia con la ratificación de PIT II en el cargo, y ojalá que además de sus proyectados libros de diez pesos para que nadie ponga el precio como pretexto para no leer, rescate de su catálogo histórico en el que afanosamente trabajó por años el estimado y ya desaparecido don Martí Soler Viñas, los títulos fundamentales y los reedite.
Para este aniversario el Fondo tendrá entre sus actividades una venta nocturna, tal vez al estilo de los tendidos en el suelo como el que puso cerca del Palacio de Minería durante la Feria Internacional del Libro. También habrá conferencias y seguramente lanzamientos de colecciones o nuevos títulos en las ya existentes. Su actividad en realidad es permanente, con presencia en ferias del libro, clubes de lectura, campañas de fomento a la lectura, conferencias, debates, convenios con universidades y gobiernos estatales y giras del librobús.
Como sabemos, en este sexenio el Fondo de Cultura Económica salió del ámbito cultural para politizarse debido al empeño presidencial de que lo dirigiera un hijo de extranjero. PIT II es español nacionalizado mexicano, y se inició como encargado del despacho hasta que el Congreso aprobó la que fue conocida como ‘Ley Taibo’ para regularizar su nombramiento.
Pero, además, el perfil polémico de PIT II, sus declaraciones políticas y su programa de trabajo dentro del Fondo de Cultura, pusieron a esta empresa en la mira de los críticos y los presuntos afectados dentro de la industria editorial. Y no ha estado exento de señalamientos. En septiembre de 2021, letraslibres.com (la página de la revista del mismo nombre que dirige Enrique Krauze) publicó un artículo analítico de Gerardo Ochoa Sandy titulado ‘El Fondo se hunde’, con algunos cuestionamientos a la gestión de Taibo.
Y apenas a finales de julio último, según una nota de Yanet Aguilar Sosa en El Universal, la Red de Librerías Independientes acusó de “competencia desigual” al Fondo de Cultura Económica y la red de Librerías Educal porque ofrecen descuentos a los clientes gracias a que se sostienen “de la contribución de todos los mexicanos” al ser empresas del Estado, y en un comunicado dirigido al propio Francisco Ignacio Taibo Mahojo le proponen crear “un espacio de diálogo y cooperación” que conduzca a una “alianza estratégica” en beneficio de “los lectores de todo el país”.
El Fondo de Cultura Económica se fundó como fideicomiso el 3 de septiembre de 1934 por iniciativa de Daniel Cosío Villegas, tres años después de que las editoriales Aguilar y Espasa-Calpe rechazaron su propuesta de publicar libros de economía. Una junta de gobierno dirigió la empresa hasta 1937 cuando formalmente asumió la dirección Cosío Villegas.
Los siguientes directores fueron Arnaldo Orfila Reynal (1948), Salvador Azuela (1965), Antonio Carrillo Flores (1970), Francisco Javier Alejo (1972), José Luis Martínez (1976), Jaime García Terrés (1982), Enrique González Pedrero (1988), Miguel de la Madrid Hurtado (1990), Gonzalo Celorio (2000), Consuelo Sáizar Guerrero (2002), Joaquín Díez-Canedo Flores (2009), José Carreño Carlón (2013) y Paco Ignacio Taibo II (2019).
Algunos de sus logros históricos fueron la edición de los primeros libros de economía (1935), el inicio de la Colección Popular con El llano en llamas de Juan Rulfo (1959), el escándalo que le costó el cargo a Orfila por la publicación de Los hijos de Sánchez de Oscar Lewis y Escucha Yanqui de Charles Wright Mills (1965), la impresión del ejemplar número cien millones (2005), y de mil títulos en formato electrónico (2014). En 2024, su producción y venta anual alcanza los 2.8 millones de ejemplares.
Al dejar el FCE, Orfila fundó la Editorial Siglo XXI y, con anterioridad, en 1962, uno de sus fundadores, Joaquín Díez-Canedo Manteca Ortiz creó la Editorial Joaquín Mortiz, palabra esta última que resultó de la fusión de sus apellidos maternos.
A mediados de los años 90 el Grupo Planeta, para entonces accionista mayoritario de Mortiz, liquidó la empresa que por entonces dirigía Aurora Díez-Canedo, hija del fundador y con quien una década antes habíamos colaborado, igual que con su hermano Joaquín en la Editorial Tiempo y Lenguaje.
Cuando frecuentamos el FCE por los motivos ya señalados, sus oficinas estaban en la avenida Universidad de la Ciudad de México, y en 1992, durante la gestión del ex presidente De la Madrid, se mudó a su actual sede en el Ajusco, donde celebrará sus 90 años de ofrecer cultura, no sólo económica sino universal, a los hispanohablantes de cualquier lugar del mundo.
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José Antonio Aspiros Villagómez
Licenciado en Periodismo
Cédula profesional 8116108 SEP