Textos en libertad

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  • Mexicanos galardonados en la ciudad natal de Cervantes
  • Por José Antonio Aspiros Villagómez

 

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Ya pasaron las elecciones. Lo cultural permanece.

 

 

 

         Mucha lluvia y una comida frugal, pero reparadora: sopa de cebolla con cubierta de hojaldre y una torreja en el restaurante La Rollerie. Así nos recibió la ciudad española de Alcalá de Henares cuando fuimos a conocer el privilegiado sitio donde seis grandes escritores mexicanos han recibido el Premio Cervantes de literatura. Se trata de un galardón casi misógino, por cierto, con 42 hombres y sólo seis mujeres en la lista.

 

         Igual que en la anterior entrega de Textos en libertad, nuestra esposa Norma nos compartió para este relato sus apuntes de lo que iba explicando la guía con quien fuimos desde Madrid, a 30 kilómetros de distancia, y que enriquecieron la información obtenida directamente en la célebre Universidad de Alcalá.

 

         Visitamos la parroquia de Santa María la Mayor, la mencionada Universidad y la casa natal de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), donde seguramente nacieron también sus hermanos Andrés, Andrea, Luisa y Rodrigo.

 

Hijo de Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas, nuestro personaje habría adoptado el apellido Saavedra hacia 1580 durante su cautiverio en Argel, ya que esa palabra significa ‘el manco’ o ‘el tullido’ en árabe, y él así estaba desde la batalla de Lepanto en que tomó parte.

 

         En la Capilla del Oidor, dentro de la parroquia, hay una reproducción fiel con incrustaciones de fragmentos de la pila original donde bautizaron a Cervantes, una copia del libro de bautizos e imágenes ampliadas, también facsimilares, de las actas. Gracias al documento correspondiente, vimos que al escritor lo bautizaron el 9 de octubre de 1547, pero no dice cuándo nació. Presumiblemente fue el 29 de septiembre anterior, día de san Miguel.

 

         También hay objetos y documentos donados por cervantistas particulares de la ciudad, además de un texto manuscrito del Quijote , realizado por los alumnos de los colegios alcalaínos con motivo del IV centenario esa obra de Cervantes en 2005. 

 

         Para entrar a la casa del importante escritor hubo que hacer fila con el paraguas abierto, mientras contemplábamos en la banqueta sendas esculturas sedentes de don Quijote y Sancho Panza. En el pequeño jardín del acceso, una placa colocada en el 450 aniversario natal de Cervantes (1997), anuncia que ahí nació ‘El manco de Lepanto’ y reproduce una frase sin autor, pero que buscamos hasta encontrarla en el libro El ingenioso hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra (1905) de Francisco Navarro y Ledesma: “El manco sano, el famoso todo, el escritor alegre, el regocijo de las musas.”

 

         Esta casa se encuentra en la preciosa calle Mayor, y en la acera frontal todos los edificios tienen portales donde antaño se protegían del clima los mercaderes, con soportes de piedra que originalmente fueron de madera y sobrevive uno de ellos como recuerdo.

 

         Adentro del hogar cervantino se aprecian las habitaciones con muebles y objetos domésticos del siglo XVI, libros, títeres con los personajes del Quijote, pero nada alusivo a que, a finales de 2015, la Unión Astronómica Internacional asignó el nombre de Cervantes a una estrella, y los de Quijote, Dulcinea, Sancho y Rocinante a sus cuatro planetas.

 

         Nacido ahí, en Alcalá de Henares, Miguel de Cervantes murió en Madrid y sus restos fueron localizados apenas en marzo de 2015 dentro del convento de las Trinitarias, en el Barrio de las Letras, en cuya iglesia permanecen. Una placa metálica sobre un muro exterior, contiene una breve semblanza donde lo mencionan como el Príncipe de los Ingenios.

 

         El lugar más relevante de Alcalá, es su famosa Universidad, con un Paraninfo donde es entregado cada año desde 1976 el Premio Cervantes de Literatura, cuyo ganador lo elige un jurado donde siempre participan miembros de la Federación Latinoamericana de Periodistas, entre ellos nuestros compañeros mexicanos Salvador del Río (2010), Teodoro Rentería (2016) y Consuelo Eguía Tonella (2021).

 

         Fue de una emoción especial estar en ese sitio tan elegante cuanto solemne, donde fueron galardonados y pronunciaron memorables discursos ante los reyes españoles, nuestros compatriotas Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska y Fernando del Paso, premiados en 1981, 1987, 2005, 2009, 2013 y 2015 respectivamente. ¿Cuándo será el próximo?

 

Los nombres y rostros en placas metálicas de todos los autores hispanohablantes distinguidos, mayoritariamente españoles, están distribuidos en los muros de acceso al Paraninfo de la Universidad. La lista impresiona por tantos prosistas y poetas muy conocidos y admirados.

 

El 23 de abril pasado, los reyes Felipe VI y Letizia entregaron el Premio Cervantes más reciente, correspondiente a 2023, al escritor ibérico Luis Mateo Díez. Además, por esos días  falleció el especialista en el Quijote y su autor, el filólogo y académico Francisco Rico Manrique (27 de abril).

 

         Dentro de la Universidad de Alcalá está la capilla de San Ildefonso, donde se ve, inmenso y sobrio en mármol de Carrara, el sepulcro del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, de la orden franciscana, fundador de esa institución humanista en 1499. También hay una gran estatua suya en el Patio de los Filósofos.

 

         Durante los siglos XVI y XVII, esta universidad que ahora imparte conocimientos a estudiantes de diversos países, se convirtió en un centro de excelencia académica y entre sus alumnos y maestros estuvieron personajes como Antonio de Nebrija, Tirso de Molina, Pedro Calderón de la Barca, Tomás de Villanueva, Ginés de Sepúlveda, Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz, Gaspar Melchor de Jovellanos, Domingo de Soto, Francisco Valles de Covarrubias, Lope de Vega y Francisco de Quevedo. Algunos de ellos fueron canonizados.

 

La guía con quien hicimos el recorrido, hizo notar que Francisca, la hija de Nebrija (autor de la primera gramática en lengua española), era tan culta e inteligente que sustituyó a su padre en la cátedra cuando a la universidad no entraban mujeres.

 

         Alcalá de Henares fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo y sirvió de modelo a otras en Europa y más allá, y contaba con sus propias leyes que daban al rector autoridad para juzgar a las personas vinculadas con la universidad.

 

         Pero, como desde siempre en la historia de la humanidad, había clases sociales. Unos eran los estudiantes nobles y adinerados que podían pagarse sus estudios,  y otros a quienes se becaba o se sostenían trabajando como copistas, recaderos o calentando los asientos de los ricos antes de las clases, ya que no había calefacción.

 

         Esos estudiantes pobres, para distinguirse de los ricos y los becados usaban un sombrero de ala ancha llamado gorrón, de donde viene la palabra que ahora define a quienes quieren obtener todo gratis de los demás. Y vivían en habitaciones comunes conocidas como leoneras por su olor desagradable. Los becarios, por su parte, llevaban sobre los hombros una cinta llamada beca.

 

         Los exámenes para obtener un título académico tenían lugar en el Paraninfo, eran en latín y podían durar más de un día. Los alumnos que aprobaban eran sacados en hombros y tenían que invitar a comer a todo el pueblo, mientras que a los reprobados les ponían orejas de burro, eran sacados por la puerta de los suspensos y repicaban las campanas para anunciar públicamente su fracaso.

 

En el capítulo V de su novela picaresca El buscón, Quevedo narra las humillaciones en Alcalá de un estudiante pobre llamado Pablos, a quien como ‘bienvenida’ en la universidad, lo cuben de escupitajos, mientras que al adinerado Diego lo reciben con muestras de amistad aunque “pueda tener sarna”.

 

         En 1836, los reyes de España decidieron trasladar a Madrid la Universidad de Alcalá y la llamaron Complutense, mientras los antiguos edificios fueron utilizados como cuarteles y prisiones. Aquella ciudad medieval y renacentista, del saber, pasó a ser una ciudad militar.

 

         Después recuperó su antigua vocación cultural, y el 2 de diciembre de 1998 la Unesco declaró a la Universidad y al recinto histórico de la ciudad de Alcalá de Henares como patrimonio de la humanidad, tras reconocerle, entre otros méritos, que ahí fueron editadas la Biblia Políglota y las obras de Nebrija, y que además fue la cuna de Miguel de Cervantes Saavedra. Nada menos.

 

         A quienes sólo conocen del tema la canción de Fuster y Mendo ‘La Puerta de Alcalá’, que tantas veces les oímos interpretar a los inolvidables Víctor Manuel San José y Ana Belén, les diremos que la famosa construcción histórica a que se refiere, se encuentra en Madrid, no en Alcalá de Henares. “La miro de frente y me pierden sus ojos / Sus arcos me vigilan, su sombra me acompaña / No intento esconderme, nadie la engaña / Toda la vida pasa por su mirada / Mírala, mírala, mírala, mírala, mírala La Puerta de Alcalá”.

José Antonio Aspiros Villagómez

Licenciado en Periodismo

Cédula profesional 8116108 SEP

antonio.aspiros@gmail.com