Yo campesino

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  • ¿Legisladores o lacayos?
  • En el Ejecutivo como la mayoría del Congreso, no se mueven sin la orden del “Vocero”
  • Por Miguel A. Rocha Valencia

RedFinancieraMX

En otros tiempos, un llamado del Congreso, ya sea en comisiones o en Pleno, hacía que los funcionarios se inquietaran, prepararan una gran exposición y se pusieran una armadura para sufrir los embates de los opositores al régimen que lanzarían acusaciones, sin el sostén de pruebas, pero que mediáticamente les daban reflectores.

Aún recordamos las del exsecretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, a quienes senadores y diputados de Morena acusaron de “una gran corrupción” en todas las etapas de convocatorias, licitaciones, proyectos y construcción del Aeropuerto Internacional de México (NAIM), en Texcoco, carreteras, trenes y demás infraestructura.

Se desgañitaron, ofendieron (ese siempre ha sido su privilegio, incluso hoy que son gobierno) y hasta agredieron y amenazaron con cárcel al ex funcionario. Gerardo Fernández Noroña y compañía no se midieron en los epítetos, los retos incluso a golpes con quienes se atrevieron a defender la posición del entonces titular de la SCT quien se remitió a las pruebas invitando a los morenos a revisar todos los documentos y procedimientos ya auditados ¡por ellos mismos! Desde hacia varios meses.

No encontraron nada.

A cambio se les advirtió de los problemas que traería consigo la cancelación del proyecto, del costo financiero, del deterioro internacional, del crédito en nuestro país por el incumplimiento de contratos (aunque los paguen), pero sobre todo, la pérdida histórica de una oportunidad de oro para detonar desarrollo.

Hoy, a los funcionarios del gabinete no les importa lo que diga la oposición; su desprecio por las instituciones, por el único poder de la Unión que no está en sus manos, el Judicial es evidente, lo mismo que hacia organismos autónomos como el INE.

Más aún, en sus propias parcelas no hay más que un amo, pues vemos un Congreso de mayoría Morena, sometido al dictado del Ejecutivo. Tan es así que a pesar de ser partícipes en la citación de funcionarios para que expliquen las causas de la escasez de combustibles, no se inmutan ni se ofenden porque les den portazo y les canceles su presencia, sí, como ocurrió en el Senado.

Justifican todo y siempre recurren al mismo argumento, la corrupción, los enemigos, la mafia del poder, la derecha fascista. Por cierto, últimamente no han mencionado a Carlos Salinas de Gortari.

Si quieren comparecen; las bancadas mayoritarias se someten y la línea es no informar. Ni siquiera tienen autorizado polemizar con la oposición por más pequeña que sea. Todo lo que propongan las minorías, será rechazado. Se trata de hacerles el vacío, no los ven ni escuchan. No existen.

Por ser mayoría les niegan espacios, cómo ellos los exigieron y se les dieron en su oportunidad; se les aceptaba discutir. Hoy son incapaces de eso, no les dan oportunidad.

Así sucede también en el Congreso de la Ciudad de México, donde muchos pensaron que su primera legislatura tendría una oportunidad histórica para “vestir” la nueva constitución, esa por la que pelearon siendo oposición y lograron en mayoría del PRD.

Pero no aprovecharán la oportunidad; será una cena de sordos donde la mayoría legislativa, sin criterio o libertad alguna, convertida en lacaya, recibirá instrucciones del Ejecutivo federal. Ya ni siquiera el Gobierno de la capital del país tendrá autonomía; se sujeta a lo que diga “el Vocero” desde Palacio Nacional.

Tendremos en Ciudad de México y a nivel federal, un congreso (así, con minúscula) sujeto a lo que diga el titular del Ejecutivo. No tienen alternativa, se alinean al estilo vertical de los regímenes totalitarios o saldrán expulsados ya no de la mafia, sino de la esfera unipersonal del poder.

Y aún no cumplen ¡dos meses!