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  • Por Francisco Rodríguez

 

RedFinanciera

 

¿Juzgarán a AMLO en Estados Unidos?

 

El 20 de noviembre de 2018 todos los diarios nacionales e internacionales dieron cuenta de las declaraciones de Jesús El Rey Zambada, uno de los principales testigos de la fiscalía neoyorquina en el juicio que por entonces se le seguía a Joaquín El Chapo Guzmán, aseguró que entregó dos maletas con un total de entre seis y ocho millones de dólares en sobornos al ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

El Rey, ex sublíder del Cártel de Sinaloa, afirmó que personalmente le dio a García Luna 3 millones de dólares, pues quería asegurarse de que “un comandante que simpatizaba con su hermano, El Mayo Zambada, estuviera a cargo de la policía en Culiacán”.

Tales publicaciones cayeron de perlas a Andrés Manuel López Obrador, quien se deshizo en calificativos peyorativos en contra de los panistas y priístas que según él habían prohijado el crecimiento del narcotráfico en nuestro país. Dio verosimilitud a tales declaraciones.

Cinco años después, a finales de enero de 2023, ahora en el juicio que se llevaba a cabo en Brooklyn para condenar a Genaro García LunaSergio Villarreal (a) El Grande declaró que, en nombre de Arturo Beltrán Leyva, encargado por El Chapo de sobornar al ex director de la desaparecida AFI y que luego fue secretario de Seguridad Pública del gobierno espurio de Felipe Calderón, le había hecho pagos, entre los años 2001 y 2004, que llegaron a ascender a entre un millón y un y medio millones de dólares mensuales por su apoyo.

También tuvieron verosimilitud tales declaraciones en Palacio Nacional. Fue un verdadero festín en varias de las matinés de AMLO, en las que se lanzó en contra de su némesis, Calderón, de quien dijo había encabezado un “narcogobierno”.

El Grande es el mismo que en La Historia Secreta, el más reciente libro de Anabel Hernández, también le habría dado personalmente a Andrés Manuel López Obrador un “apoyo” de 500 mil dólares para su campaña presidencial de 2006 en un hotel duranguense, por órdenes de Arturo Beltrán Leyva, como lo ordenara otra vez El Chapo.

Esta vez, tal publicación de Hernández no ha corrido la misma suerte que las surgidas desde Nueva York en contra de Joaquín Guzmán y de Genaro García. AMLO ha negado una y otra vez que tal haya sucedido. Y ha exigido pruebas de lo que aparece en el libro.

 

Así surgió la etiqueta #Narcopresidente

 

No es esta la primera vez que se relaciona directamente al actual Presidente de la República con sobornos del crimen organizado.

El 30 de enero de este mismo año Hernández fue la primera en revelar, en un artículo publicado por la Deutsche Welle, el sistema de radiodifusión alemán subsidiado por el gobierno de aquel país con recursos fiscales, que el ahora morenista había recibido ese soborno de 500 mil dólares en 2006, tema que amplió en su reciente libro.

Ese mismo día dos medios estadounidenses, ProPublica e InsightCrime dieron a conocer la misma información que seguramente les fue filtrada por la DEA y que, al enterarse de lo previamente publicado, se apresuraron a difundir.

Fue entonces que nació la etiqueta #Narcopresidente, misma que ya lleva tres meses y medio entre las 10 más destacadas de la red social X, que antes se denominara Twitter.

Obviamente, tanto la revelación difundida a nivel mundial como el hashtag causaron escozor en López Obrador, quien obsesivamente se refirió a ambas durante varias matinés consecutivas, en afán de desvirtuarlas, y que, aún ahora, sigue mencionando tales temas.

Pero diga lo que diga, López Obrador ha dado sobradas muestras de no combatir a los narcotraficantes, muy en especial a los de origen sinaloense, con su estrategia convertida en política pública de “abrazos, y no balazos”.

Con la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, el 17 de octubre de 2019, luego de que elementos del Ejército Nacional lo hubiesen aprehendido en Culiacán, lo que había provocado una fuerte movilización de sus sicarios, la liberación de presos y el pánico entre la población. Tales acontecimientos fueron el pretexto perfecto para soltar al detenido, mismo al que después se recapturó y rápidamente se extraditó hacia los Estados Unidos.

Están también el saludo a la ahora finada madre de Joaquín Guzmán y la aceptación de que había un intercambio de correspondencia entre el Presidente y uno de los abogados al servicio del Cártel de Sinaloa. Sucedió en marzo de 2020, en una de sus primeras varias visitas a Badiraguato, cuna de El Chapo Guzmán.

Y sus declaraciones sobre la respetabilidad de los criminales “porque también son pueblo” y porque “también tienen derechos humanos”, como se ha referido a ellos en su inopinada defensa, pese a ser autores materiales del asesinato de un promedio de 100 hombres, mujeres y niños, masacres, que hasta la fecha ya contabilizan más de 180 mil caídos por las balas, drones y minas terrestres de los delincuentes.

¿Es o no es un #Narcopresidente el señor López Obrador?

 

¿Correrá peligro AMLO en “La Chingada”?

 

De acuerdo con indagatorias de la DEA, que “por razones políticas” fueron detenidas por el Department of Justice, por entonces bajo las órdenes de Barack Obama, AMLO habría recibido dinero negro del narco –hasta en billetes de 20 dólares– antes, durante y después de sus campañas presidenciales de 2006 y de 2012.

Queda la duda de si también le habrían entregado sobornos en la del 2018, misma en la que resultó ganador. Ya se sabía el caminito, como decimos comúnmente.

¿Será que por todo lo anterior son constantes las visitas de funcionarios del área de seguridad de la Casa Blanca que viajan a México para sostener largas reuniones con López Obrador en Palacio Nacional?

Antony Blinken, secretario de Estado de Joseph Biden, por ejemplo, ya le deberían de dar tarjeta de visitante frecuente. Hasta lo hicieron venir por tercera ocasión después de la Navidad de 2023, poco antes de que diera inicio este 2024, mientras lo requerían para atender asuntos relativos a las guerra de Ucrania e Israel, sin duda temas más importantes que el migratorio, como se justificó su presencia en el Zócalo.

De eso se habla en un post que en X subió Jaime CCS (@JaimeCCS) hace un par de días y que transcribo respetando su escritura original:

“Los RUMORES, insisto, RUMORES, en los pasillos de Palacio Nacional se encienden alarmas de alerta.

“Se dice que las visitas recientes de los gringos no han sido para tratar temas migratorios ni de cooperación, vinieron a ponerle sobre la mesa al #NarcoPresidenteAMLO60 dos opciones:

“1. Sacar las manos de la elección, y en caso de ganar la oposición en las urnas lo dejarán retirarse en paz.

“2. Si no acepta, la DEA y el DOJ van por él, sus hijos y todo su círculo que están bajo investigación por vínculos con el crimen organizado.”

Vale entonces la pregunta:

¿Correrá AMLO la misma suerte del panameño Manuel Antonio Noriega y del hondureño Juan Orlando Hernández?

¿O será por algunos de sus hijos de quienes se dice existen videos recibiendo dinero del narco?

¿Cuál será la suerte de AMLO tras dejar Palacio Nacional e irse a “La Chingada”?

 

Indicios

 

No. El país no se le deshizo en las manos, como sí sucedió con algunos de sus antecesores. A México le fue peor con Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República: ¡lo entregó a los criminales! En todo el territorio nacional son los grupos delincuenciales quienes tienen el poder de cobrar derecho de piso, de extorsionar, de desaparecer a ciudadanos, de asesinarlos incluso. Todo ello en la más absoluta impunidad. Las Fuerzas Armadas, las policías estatales, municipales y ministeriales se convierten en cómplices o, en el mejor de los casos, cierran los ojos ante las cotidianas violaciones al Estado de Derecho. El mismo AMLO es un criminal, a quien no debemos salirle “con eso de que la ley es la ley”. Él no la respeta. * * * Y por hoy es todo. Reconozco que haya leída hasta estas líneas y le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

 

 

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