- Hay fuerte desaceleración en la producción industrial y baja inversión
- Se afectarán al ahorro y también a las ganancias del salario real
- Por Gerardo Flores Ledesma
RedFinanciera
El crecimiento económico de México comenzó a ser revisado a la baja, debido a que consumo ya moderó su crecimiento, hay una fuerte desaceleración en la producción industrial, especialmente en el sector de la construcción, y un diezmado dinamismo en la inversión pública y privada.
Analistas de BBVA Research estiman que, por esas razones, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2024 será de 2.5% y no de 2.9% como previamente se había establecido.
En su más reciente estudios sobre la situación de México, los expertos de BBVA señalan como factor fundamental para un menor crecimiento económico la desaceleración de la demanda interna, lo que también provocará una disminución en las ganancias en salario real y en el ahorro.
Se aclara que hay una fuerte desaceleración en construcción con pérdida de dinamismo en el segmento de maquinaria y equipo, y una merma de la demanda interna en el cuarto trimestre de 2023, con arrastre negativo sobre 2024, ante la moderación del consumo y la ralentización en inversión pública y privada.
Detallan que el mercado laboral presenta señales mixtas, con una desaceleración en la creación de empleo formal en 2024, aunque se espera un crecimiento anual de 2.8% del empleo.
Los analistas de BBVA puntualizan que junto con la desaceleración esperada de la inflación dará resiliencia a la masa salarial.
Se hace hincapié en que el mayor déficit público aprobado para 2024 llevará el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) a 49.0% del PIB a finales de año contra un 46.8% en 2023.
Se añade que existe un amplio margen para normalizar gradualmente la postura monetaria, pero se mantendrá restrictiva a pesar del ciclo gradual de bajadas, a 9.25% a fin de año, que se tiene previsto.
TASAS E INFLACIÓN
Se apunta que las altas tasas de interés han afectado al sector manufacturero, pero los servicios siguen resilientes, evitando una desinflación más rápida.
En este contexto, y teniendo en cuenta los riesgos geopolíticos, los bancos centrales han exhibido cautela y los mercados financieros han reducido sus expectativas de relajación monetaria agresiva.
Se espera que la inflación siga cayendo, en línea con una esperada ralentización de los servicios, y asumiendo que no ocurran nuevos choques de oferta. Esto crearía las condiciones para que la Fed y el BCE recorten las tasas desde mediados de este año.
Los analistas de BBVA anticipan que la geopolítica afectará la futura dinámica económica, condicionando las políticas y los conflictos mundiales. Aumentará la incertidumbre y causará disrupciones de oferta.
Y añaden: “Junto con factores como la demografía y la política fiscal, estos choques podrían presionar la inflación e inducir a los bancos centrales a sostener las tasas de interés en niveles relativamente elevados, por encima de lo observado en el período pre-COVID.