Análisis a Fondo

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  • La inflación, a la baja, aunque usted no lo crea
  • De crecer 8.70% en septiembre de 2022, ahora aumentó 4.45%
  • Incluso, el índice Subyacente experimentó un alza conservadora
  • Por Francisco Gómez Maza

 

RedFinanciera

 

Por su comportamiento en los primeros nueve meses del año, pareciera que la inflación le está perdonando la vida a los consumidores mexicanos. En efecto, en septiembre pasado, el INPC (Índice Nacional de Precios al Consumidor)experimentó un aumento de 0.44 por ciento respecto a agosto. Con este resultado, la inflación general anual, en la economía mexicana, se ubicó en 4.45 por ciento. En septiembre de 2022, la inflación mensual fue de 0.62 por ciento, en tanto que la anual fue de 8.70 por ciento, una enorme diferencia de 4.25 por ciento, puntos que se ahorraron los consumidores.

 

El INEGI, organismo autónomo que mide el comportamiento de los precios, da a conocer, mes con mes, los resultados del movimiento de la llamada curva de Gini en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), cuyo objetivo es medir la variación de los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los hogares mexicanos y adquiridos por un consumidor urbano promedio.

 

Lo consumidores obviamente que se vieron ampliamente favorecidos por el bajón de precios al consumidor. Inclusive, el índice de precios subyacente presentó un alza conservadora de 0.36 % mensual y de 5.76 % anual, y el índice de precios no subyacente tuvo una variación de 0.70 % a tasa mensual y 0.60 % a tasa anual. Al interior del índice subyacente, a tasa mensual, los precios de las mercancías subieron 0.31 % y los de servicios, 0.43 por ciento. Dentro del índice no subyacente, a tasa mensual, los precios de los productos agropecuarios aumentaron 0.84 % y los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, 0.57 por ciento.

 

Al respecto, para medir un nivel de inflación más estable, los bancos centrales calculan la inflación subyacente, que elimina los precios más volátiles de la economía de la canasta del INPC, dejando sólo los productos y servicios más estables. La inflación subyacente es el incremento de los precios de un subconjunto de bienes y servicios en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), cuyos precios no están sujetos a decisiones de carácter administrativo, estacionalidad o alta volatilidad.

 

Esta inflación subyacente ofrece mayor certidumbre, al ser una mejor aproximación de cómo se comportarán los precios, en el mediano plazo, para facilitar la planeación y toma de decisiones de consumo, ahorro e inversión. . Pero es muy importante reiterar que la inflación subyacente constituye exclusivamente una herramienta de análisis y comunicación y no un objetivo político.

 

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) da a conocer también los resultados del Índice Nacional de Precios Productor (INPP), con el objetivo de medir las variaciones de los precios de los bienes y servicios que se producen en el ámbito nacional: En septiembre de 2023, el INPP total, incluyendo petróleo, aumentó 0.45 % a tasa mensual y 0.71 % a tasa anual. En el mismo mes de 2022, disminuyó 0.26 % a tasa mensual y tuvo un alza de 8.68 % a tasa anual. Por grupos de actividades económicas, a tasa mensual, los precios de las actividades secundarias aumentaron 0.70 % y los de terciarias, 0.56 por ciento. Los de las actividades primarias decrecieron 2.63 por ciento.

 

El Índice de Mercancías y Servicios de Uso Intermedio, incluyendo petróleo, subió 0.10 % a tasa mensual y descendió 1.62 % a tasa anual. En el mes de referencia, el Índice de Mercancías y Servicios Finales, incluyendo petróleo, creció 0.59 % a tasa mensual y 1.65 % a tasa anual.

 

De acuerdo con los científicos económicos, la inflación se puede originar por ciertos cambios en variables fundamentales de la economía, que aumenten la demanda o deterioren la oferta agregada de un país y, por esta vía, verse reflejado en un incremento en los precios. En el caso de la demanda, fuertes incrementos pueden obedecer, por ejemplo, a: un mayor ingreso disponible de los hogares; por unas tasas de interés reales muy bajas que desestimulen el ahorro e incentiven excesos de crédito y de gasto de los agentes, o  por un crecimiento desmedido del gasto del Gobierno, entre otros.