- General Motors, Ford y Stellantis bajo la lupa
RedFinanciera
La disrupción en la producción automotriz estadounidense comenzó a esbozarse el 8 de septiembre del presente año, donde el presidente de la UAW (trabajadores automotrices unidos por sus siglas en inglés) comenzó a amenazar a las armadoras en Detroit en irse a huelga si no se renegociaba el contrato que caducaba el 15 del mismo mes.
La UAW busca los siguientes ajustes en sus contratos: a) un aumento del 46% en los salarios en los siguientes 4 años, b) 20% de aumento inmediato, c) beneficios de pensiones para todos los trabajadores, d) semanas laborales de 32 horas y e) beneficios adicionales. Dicha unión cuenta con más de 146,000 trabajadores.
Se estima que las afectaciones económicas de la huelga pudieran alcanzar entre 500 mdd de manera diaria y hasta 5 mil mdd a los proveedores, las armadoras y a los mismos trabajadores.
A nivel macroeconómico, se calcula que la economía sufriría un modesto lastre en su crecimiento del PIB trimestral anualizado del 0.2% si la huelga durara un mes.
Si bien las armadoras afectadas (General Motors, Stellantis y Ford) buscaron evitar la huelga durante los siguientes días, las contraofertas a la UAW no fueron suficientes y la huelga comenzó el 15 de septiembre con 12,700 trabajadores.
Los modelos directamente afectados fueron: Ford Bronco, Jeep Wrangler y Chevrolet Colorado pickup.
Hay que recordar que desde el 22 de septiembre pasado, estas huelgas se han expandido a 38 centros de distribución de partes para General Motors y Stellantis.
La duración de la huelga se estima que dure entre 2-3 semanas, sin embargo si llegara a durar más de 1 mes se prevén moderadas afectaciones a las estrategias de GM y Ford de vehículos eléctricos, donde parte importante de la producción es llevada en dichas plantas.
Esta afectación impactaría de manera positiva a los competidores como Tesla.
Esta huelga estaría además sentando un precedente, donde las otras armadoras (principalmente las japonesas) tendrían que también aumentar los salarios aunque sus trabajadores no pertenecieran a la UAW, de otra forma se irían.
Por su parte, la unión canadiense también comenzó a plantear una huelga el 18 de septiembre contra Ford, sin embargo lograron alcanzar un acuerdo aumentando su paga hasta por 25%.
De esta menara se estarían aumentando los costos de producción, lo que tendría el efecto de a) disminuir los márgenes de las armadoras, b) aumentar el precio al consumidor final o c) buscar la reducción de costos de otras formas.
Para México y todos los proveedores de autos a EU esto pudiera servir para potenciar las exportaciones al país. Así mismo para el consumo interno pudiera significar una disrupción, donde el 7.26% de las ventas internas de autos ligeros provienen de EU.
Finalmente, esto también pudiera significar una oportunidad para que dichas empresas aumenten su producción en México, donde dichos participantes ya son relevantes; donde los tres suman más del 34% de la producción interna.
Los expertos suponen que la huelga del sindicato tendrá en el corto plazo un efecto marginal en México, debido a que las exportaciones de autopartes a Estados Unidos están enfocadas principalmente en la industria automotriz terminal y no en el mercado de postventa.