Señalan empresarios nuevos indicios de desaceleración en México

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  • Preocupan baja en la recaudación tributaria; debilidad en el consumo y ajustes al presupuesto de estados y municipios
  • Por Gerardo Flores Ledesma

RedFinanciera

A pesar del júbilo gubernamental por el crecimiento económico que se ha observado en lo que va del año, el sector empresarial reveló algunos indicadores adicionales que muestran indicios de un nuevo debilitamiento de la actividad económica.

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) detalla que en los primeros cinco meses del año la recaudación tributaria ha estado por debajo de lo previsto y la recaudación del Impuesto Sobre la Renta (ISR) sugiere una desaceleración.

Se agrega que la suma de participaciones y aportaciones a estados y municipios fue 3.1% inferior a la de un año antes y en mayo pasado las ventas de la ANTAD registraron una caída anual de 1.7% en términos reales.

El organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) admite que es probable que el crecimiento de la economía para todo el año supere el 2.0% pero ello no implica necesariamente una reactivación sólida.

El CEESP externó su preocupación por las reducciones de -24.8% en salud y de -7.6% en educación, pero también subraya que ha caído el gasto que ha gozado de la preferencia gubernamental

Se agrega que, aun cuando el crecimiento de la economía fue sorprendentemente elevado en el primer trimestre del año -coincidiendo con mejores resultados de los principales indicadores y generando pronósticos más altos para el año-, se advirtieron algunas señales de debilitamiento.

La semana pasada, con la publicación de algunos indicadores adicionales, nuevamente brotaron indicios de una nueva desaceleración o tendencia a la baja en el segundo trimestre.

El Sistema de Administración Tributaria (SAT) dio a conocer en un comunicado que en el lapso enero-mayo la recaudación tributaria sumó 1,922 millones de pesos, un incremento de 2.7% en términos reales respecto al mismo lapso del año pasado, porcentaje relativamente cercano al crecimiento de la economía en los primeros tres meses.

Sin embargo, el CEESP sostiene que “conviene advertir dos puntos acerca de esta cifra de recaudación total”.

Y agrega: “Uno es que en cada uno de los primeros cinco meses del año la recaudación tributaria ha estado por debajo de lo previsto. Esto podría ser resultado de la sobre estimación de los ingresos públicos que se espera como resultado del optimismo con el que se elaboró el paquete económico 2023 -aunque hay que reconocer que también puede deberse a inexactitudes del calendario propuesto por el gobierno-“.

Y prosigue: “Segundo, la evolución de la recaudación del ISR, que provee más de la mitad del total, refleja de mejor manera la intensidad de la actividad económica y su comportamiento sugiere una desaceleración, especialmente en mayo. Su incremento anual real acumulado ha caído desde febrero y llegó a 2.9% en enero-mayo, pero la cifra implícita para mayo en particular tuvo una caída de 1.8%”.

Para el CEESP, el debilitamiento de los ingresos públicos entre enero y abril ha coincidido con caídas en el gasto público en esos meses.

Reitera que preocupan las reducciones anuales en términos reales de las erogaciones de las secretarías de Salud, -24.8%, y Educación, -7.6%, y las caídas en el gasto de las dependencias y entidades que han gozado de la preferencia gubernamental, como Trabajo y Previsión Social (-39.9%), Energía (-66%), Turismo (-50.8%), Bienestar (-1.7%), Pemex (-6.9%) y CFE (-23.8%).

Se puntualiza que otro elemento que sugiere una desaceleración es la evolución de los recursos que se canalizan a las entidades federativas y municipios, ya que en el periodo enero-abril la suma de participaciones federales y aportaciones a estados y municipios fue 3.1% inferior en términos reales en comparación a igual lapso del año pasado.

En el primer cuatrimestre del año 24 de las 32 entidades y sus municipios registraron disminuciones en los recursos que perciben de la federación, lo que significa la posibilidad de una desaceleración económica y que los estados y municipios tendrán que ajustar sus presupuestos a la baja en lo que resta del año.

También hay señales de debilitamiento que se comienzan a percibir en la evolución del consumo. En mayo las ventas de los establecimientos asociados a la ANTAD a tiendas totales registraron una caída anual de 1.7% en términos reales.

Es importante señalar que aún si la desaceleración que sugieren las (pocas) cifras disponibles de abril y mayo se materializa, es probable que el crecimiento de la economía para todo el año supere el 2.0%.

Sin embargo, eso no implica una reactivación sólida o continua de la actividad económica.

Y concluye: Si el nivel del PIB del primer trimestre se mantuviese sin cambio entre abril y diciembre, o sea, que se presentara un estancamiento total, su tasa de crecimiento para el año en conjunto sería de 2.2%. Incluso, si en cada uno de los trimestres que faltan el PIB reportara una caída de 0.1%, el avance anual sería de 2.0%.