- El descubrimiento más importante del siglo XXI
- Por José Antonio Aspiros Villagómez
RedFinanciera
Con nuestro deseo ferviente por la total
recuperación después de su accidente, de la antropóloga
Marina Anguiano, hija del pintor Raúl Anguiano y
destacada compañera en la
Academia Nacional de Historia y Geografía
Considerado el arqueólogo más célebre del mundo, el doctor Zahi Hawass, a quien desde hace lustros hemos visto en diversos y muy interesantes documentales de televisión, impartirá durante mayo y junio una serie de conferencias en Estados Unidos para hablar sobre los misterios de los milenarios faraones de Egipto.
Aun cuando se trata de un negocio con “entradas desde 99 dólares” y una zona VIP, será valioso escuchar a quien es llamado por sus promotores “el Indiana Jones de la vida real”, porque es toda una autoridad en materia de egiptología y, aparte de su trabajo de campo donde ha hecho importantes descubrimientos, ocupó en Egipto los cargos oficiales de secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades y ministro de Estado de Antigüedades.
Entre los muchos tópicos previstos en las conferencias de Hawass, fue anunciado que daría “una visión exclusiva” sobre la búsqueda en Alejandría de la tumba perdida de la faraona Cleopatra VII, cuyo emplazamiento ha sido “un misterio de miles de años (que) puede estar cerca de ser resuelto”. En ese sepulcro estaría también su amante y padre de tres de sus cuatro hijos, el militar romano Marco Antonio el Triunviro.
Esa búsqueda comenzó hace unas dos décadas y continúa con la participación destacada de la incansable arqueóloga y abogada dominicana Kathleen Martínez, para quien encontrar la sepultura de la última faraona egipcia sería “el descubrimiento más importante del siglo XXI”, como lo fue en el XX el hallazgo de la momia de Tutankamón con todos los tesoros que la rodeaban.
Cleopatra Filopátor Nea Thea -su nombre completo- es un personaje muy popular, acerca del cual se han escrito libros, creado obras de arte, compuesto óperas, hecho investigaciones, filmado películas y creado mitos, hipótesis y discusiones.
De ella se ocupó el dramaturgo inglés William Shakespeare en su obra The Tragedie of Antonie and Cleopatra, publicada en 1623. En la traducción de Ángel-Luis Pujante al español con el título Antonio y Cleopatra (Austral, 2021), leemos que, tras el suicidio de la pareja, su vencedor Octavio César “rinde homenaje a los amantes, manda que sean enterrados juntos y ordena a su ejército que asista solemnemente a unas exequias que se celebrarán con toda pompa y ceremonia”.
Pero no se sabe dónde fueron sepultados, sólo que murieron dentro del mausoleo (monumento funerario) que tenía Cleopatra en su palacio. Él se habría quitado la vida con su espada y, ella después, por la picadura de un áspid que le llevó “un rústico” dentro de una cesta, según la trágica narración de Shakespeare basada en datos de la obra Vidas paralelas, del historiador griego Plutarco.
Con su muerte, Cleopatra y Marco Antonio burlaron a su vencedor, Octavio César, quien los quería vivos para exhibirlos por las calles de Roma como trofeos de guerra, pero ya no tuvo más remedio que aceptar los hechos y exclamar -siempre según Shakespeare- “Grande hasta el final. Adivinó mi propósito y, al ser reina, tomó su camino”.
Luego ordenó: “Llevadla en su lecho y sacad del mausoleo a sus mujeres. Será enterrada junto a Antonio. No habrá tumba en el mundo que encierre a pareja tan famosa… Dolabela, hazte cargo de la pompa y ceremonia de este acto”.
No hay más. En 2023, los arqueólogos siguen en la búsqueda del lugar que Octavio y Dolabela dispusieron hace 2,053 años para la inhumación. La muerte de ambos ocurrió el 10 o 12 de agosto del año 30 a.C.
El arqueólogo Hawass visitó en 2009 la República Dominicana para recibir un doctorado honoris causa en la Universidad Católica, y entonces habló del equipo que él y la doctora dominicana Kathleen Martínez integraban desde cinco años atrás para localizar la tumba de la faraona, cuyo eventual hallazgo sería -dijo- “más importante que el de Tutankamón”.
Una cruenta revolución popular en Egipto que culminó con la renuncia del presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011, obligó a interrumpir la temporada de trabajos arqueológicos a cargo de Martínez en el yacimiento de Taposiris Magna, cercano a Alejandría, donde décadas antes habían estado especialistas de otros países sin lograr resultados.
Gracias a su insistencia y la aportación de recursos, la arqueóloga dominicana que en el pasado había superado muchos obstáculos para llevar adelante sus exploraciones, pudo reanudarlas tras los conflictos políticos. Sus hallazgos en el que fue templo de la diosas Isis han sido cuantiosos y valiosos, y el más reciente de ellos, en noviembre de 2022, es un túnel de 1.3 kilómetros, 13 metros bajo tierra y un tramo bajo las aguas del Mediterráneo, que podría conducir al descubrimiento de la tumba perdida.
Martínez concede pocas posibilidades –sólo el uno por ciento– a encontrar en ese lugar la tumba de Cleopatra y Marco Antonio, pero no ceja en su intento porque quiere repetir la hazaña de Howard Carter, quien estaba a punto de abandonar sus tentativas cuando encontró hace un siglo la tumba de Tutankamón.
Además de que, como dijo el doctor Hawass en 2009, según la agencia Efe, “si Kathleen y yo tenemos éxito, será importante”, pero “lo más importante en arqueología siempre es buscar, soñar. Si la gente no buscara ni soñara, no habría descubrimientos”.